TECNOLOGÍA

Acuavoltaica: una solución dual para la acuicultura sostenible y la energía renovable

Panel solar fotovoltaico

La acuavoltaica —la integración de sistemas fotovoltaicos con la acuicultura— se perfila como un enfoque transformador para afrontar el doble reto de generar energía limpia y producir alimentos de forma sostenible. Un estudio reciente publicado en la revista Renewable Energy ofrece un análisis exhaustivo sobre las tendencias globales, los avances tecnológicos y las implicaciones ecológicas y económicas de este innovador sector.

Los sistemas acuavoltaicos consisten en la instalación de paneles solares sobre cuerpos de agua —como estanques, embalses o zonas costeras— mientras la actividad acuícola continúa por debajo. Este uso compartido del espacio mejora la eficiencia en la utilización del suelo y del agua, reduce la evaporación y proporciona un suministro energético estable para las operaciones acuícolas. Además, contribuye a la mitigación del cambio climático al reducir la dependencia de los combustibles fósiles y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Según los autores del estudio, “el desarrollo y la aplicación de la tecnología acuavoltaica ha experimentado un crecimiento dinámico”, pasando de ensayos experimentales a proyectos reales en Asia, Europa y América del Norte.

Desde 2014, la implantación global de sistemas acuavoltaicos se ha acelerado, especialmente en Asia. China lidera el sector con grandes proyectos como una planta de 2 GW en Shandong y una instalación de 940 MW en Jiangsu. Otros países —como Vietnam, Tailandia, Corea del Sur y Noruega— también están pilotando o ampliando sus propias iniciativas. En cambio, Europa y Estados Unidos se centran por ahora en estudios de viabilidad, con pocos sistemas acuavoltaicos plenamente integrados en funcionamiento.

Los sistemas acuavoltaicos no solo suministran energía limpia, sino que además están impulsando la digitalización de la acuicultura. Las infraestructuras alimentadas por energía solar permiten ya el control en tiempo real de parámetros clave de calidad del agua, como el oxígeno disuelto, la temperatura y la turbidez. Estas herramientas ayudan a mantener condiciones estables en los estanques, reducen la mortalidad de los peces y mejoran los rendimientos.

Por ejemplo, en instalaciones acuavoltaicas de Fujian (China) se ha demostrado que pueden bloquear hasta un 89% de la radiación solar y reducir la temperatura del agua hasta en 4,9 ºC, lo que se traduce en mayores tasas de supervivencia y crecimiento para especies como la tilapia y el camarón.

Además, la energía renovable permite automatizar procesos como la alimentación, la aireación y la circulación del agua, reduciendo el consumo de diésel y la contaminación acústica, al tiempo que mejora la productividad.

Uno de los aspectos más prometedores de la acuavoltaica es su potencial para avanzar hacia la neutralidad en carbono. El estudio señala que algunos sistemas han logrado reducir el consumo de carbón en hasta 1,05 millones de toneladas al año. Asimismo, las estructuras fotovoltaicas sirven de soporte para el desarrollo de moluscos y macroalgas, lo que favorece la biodiversidad y captura carbono.

Un hito relevante se alcanzó en 2022, cuando China realizó su primera transacción de créditos de carbono vinculada a una granja de acuicultura marina, marcando un nuevo vínculo entre los sistemas acuavoltaicos y los mercados emergentes de carbono azul.

Pese a su potencial, el sector se enfrenta aún a diversos desafíos técnicos, económicos y normativos. Entre ellos figuran la corrosión de los módulos fotovoltaicos en entornos húmedos, la falta de sistemas estandarizados de reciclaje para los paneles al final de su vida útil, y la necesidad de políticas específicas que respalden tanto a productores como a inversores.

Los autores del estudio recomiendan que los esfuerzos futuros se centren en reforzar la resistencia estructural de los sistemas flotantes, desarrollar plataformas inteligentes de control acuícola, establecer marcos normativos claros para la instalación, el mantenimiento y el reciclaje, así como fomentar la investigación interdisciplinar para evaluar los efectos ecológicos a largo plazo.

En palabras de los investigadores, la acuavoltaica representa “una solución escalable y sistémica alineada con los objetivos internacionales de sostenibilidad, como el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU”.

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