El cambio climático es una realidad inminente que afecta todos los aspectos de nuestro medio ambiente, incluida la temperatura del agua de los ríos y mares donde se cultivan los peces y mariscos. Las truchas arcoiris, especies acuáticas nativas de ambientes fríos y sensibles a las fluctuaciones de temperatura, se ven cada vez más afectados por las olas de calor y el aumento gradual de la temperatura del agua, fenómenos exacerbados por el cambio climático.
¿Cómo hacer frente a este desafío? Según investigaciones recientes de investigadores de la Universidad de Shiraz, en Irán, la aclimatación controlada a temperaturas más altas, junto con dietas enriquecidas con antioxidantes como selenio y polifenol, han demostrado mejorar significativamente la resiliencia de la trucha arcoiris ante episodios de calor extremo. Este enfoque no solo aumenta la tasa de supervivencia de los peces durante los choques térmicos, sino que también mejora su sistema inmunológico y capacidad antioxidante, esenciales para combatir el estrés oxidativo asociado con el aumento de la temperatura.
En el estudio se utilizaron juveniles de trucha arcoíris que fueron inicialmente aclimatados a condiciones de laboratorio. Los peces se distribuyeron en tanques donde se controlaron factores como la temperatura y la calidad del agua.
Para abordar el desafío se establecieron dos categorías de temperatura: una óptima de 14ºC y una elevada de 20ºC. Se utilizaron tres dietas: una control sin suplementos y dos suplementadas con los antioxidantes selenio y polifenol.
Después de 60 días de aclimatación, los peces fueron sometidos a choques térmicos incrementando la temperatura del agua hasta los 30ºC a un ritmo de 2ºC por hora. Para establecer el impacto se observó el comportamiento, se registraron las tasas de supervivencia y se tomaron muestras de sangre para analizar parámetros hematológicos e inmunológicos, como el recuento de glóbulos rojos y actividad de las enzimas antioxidantes.
Los hallazgos de este estudio muestran que la tasa de supervivencia de los peces aclimatados a 20ºC y alimentados con antioxidantes fue significativamente mayor después de los choques térmicos en comparación con aquellos mantenidos a 14ºC.
A la vista de estos resultados, los investigadores proponen una aclimatación controlada a temperatura más alta, mientras que la suplementación con antioxidantes apunta a fortalecer sus sistemas inmunológico y antioxidante. Esta combinación de estrategias ha demostrado ser efectiva, según los resultados del estudio, mejorando significativamente la tasa de supervivencia y la salud general de los peces bajo estrés térmico extremo.
Este enfoque no solo ofrece un camino para adaptar las prácticas de acuicultura a los impactos del cambio climático, sino que también destaca la importancia de las intervenciones nutricionales y ambientales en el manejo de especies sensibles a la temperatura. Al adoptar tales estrategias, los productores pueden asegurar una producción más sostenible y resistente, alineándose mejor con los desafíos emergentes del cambio climático y protegiendo una especie vital para la industria acuícola mundial.
En última instancia, es importante destacar que las prácticas de manejo en acuicultura y conservación deben continuar evolucionando en respuesta a los datos emergentes sobre el cambio climático y sus efectos. Esto implicará no solo ajustes en las técnicas de cultivo y manejo de especies acuáticas, sino también un compromiso más amplio para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger nuestros ecosistemas acuáticos.
La investigación y el desarrollo continuos serán esenciales para diseñar estrategias que puedan efectivamente amortiguar los impactos del cambio climático en la acuicultura y la biodiversidad acuática.