
La innovación tecnológica y la sostenibilidad ambiental confluyen en el proyecto AquaInnova, una iniciativa financiada por el Fondo Europeo Marítimo de la Pesca y la Acuicultura (FEMPA) que busca transformar los modelos tradicionales de producción acuícola en sistemas circulares y ecointensivos.
Este proyecto, como explica Manuel Manchado, investigador del IFAPA de la Junta de Andalucía y coordinador del mismo en una entrevista a misPeces, “tiene tres objetivos fundamentales: innovar en la producción de especies halófilas integradas con peces; implementar y mejorar la producción de la generación de recursos genéticos; y avanzar en la reproducción de especies de alto interés económico, como el lenguado”.
Además, como señala, el equipo de investigación está trabajando en la integración del camarón en estos sistemas, una demanda creciente del sector.
AquaInnova apuesta por la valorización de especies vegetales como Sarcocornia fruticosa, Salicornia ramosissima y Salicornia perennis. Estas halófitas presentan un alto potencial tanto en aplicaciones alimentarias como biotecnológicas, y se cultivan en condiciones controladas de pH y salinidad para optimizar su rendimiento.
"Estamos desarrollando varios experimentos para demostrar la utilidad de especies halófilas, tanto perennes como caducas", indica Manchado, quien subraya el uso de marcadores moleculares para diferenciar variedades de difícil identificación morfológica. “Nuestros compañeros están analizando los perfiles de polifenoles para determinar cuál de las especies sería de mayor interés biotecnológico, y nosotros, cuál sería la de mayor interés agronómico”.
Además de su valor nutricional, estas plantas actúan como biofiltros naturales que mejoran la calidad del agua en los sistemas acuícolas, gracias a su potente sistema radicular. "Conseguimos mejorar la calidad del agua simplemente por la acción de filtración de esa capacidad radicular", destaca.
Sistemas IMTA e IMRAS, la clave de la circularidad
El enfoque multitrófico integrado (IMTA) y su versión en recirculación (IMRAS) permiten acoplar el cultivo de halófitas a la producción de peces, maximizando el aprovechamiento de los efluentes. "Aprovechamos el 100% de los insumos del sistema y los transformamos en materia prima de alto valor añadido que va a consumo humano", señala el investigador.
Según explica, este tipo de sistemas “aplica los principios de reducción, reuso y reducción de la entropía”, lo que los hace más sostenibles, productivos y rentables.
El proyecto AquaInnova, añade, también aborda la planificación espacial para determinar las mejores ubicaciones para implementar estos modelos productivos. "Trabajamos con otros compañeros de países europeos para ver dónde implementar estos modelos y cómo se mide la circularidad", señala. Uno de los retos es mostrar al productor los beneficios tangibles de apostar por esta tecnología, no solo en términos económicos, sino también en reconocimiento social y ambiental.
“AquaInnova ya nos ofrece una base sólida para poder escalar la producción. Y eso significa que podemos transferirlo y convertirlo en un valor añadido en la bahía de Cádiz”, concluye el investigador.
