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Buenas prácticas a seguir para minimizar los malos olores en granjas de trucha arcoíris

Global 30/10/2024 | La generación de malos olores en granjas de trucha se producen por una combinación de factores ambientales y biológicos

Trucha arcoíris (Onchorryncus mikiss)

Reducir la presencia de compuestos volátiles en granjas de trucha arcoíris se ha convertido en un objetivo de vital importancia para asegurar la calidad del producto y la satisfacción del consumidor.
Estos olores suelen ser consecuencia de la acumulación de ciertos compuestos, como aldehídos, cetonas y alcoholes, que se generan a partir de factores ambientales y biológicos como la descomposición de materia orgánica, el crecimiento de algas y cianobacterias, la actividad microbiana y las variaciones estacionales. 

Por ejemplo, las temperaturas más bajas en invierno reducen la volatilización de ciertos compuestos orgánicos en el agua, lo que puede llevar a su acumulación y contribuir a olores más intensos.

En verano, la mayor temperatura acelera los procesos de descomposición y oxidación de materia orgánica, aumentando la generación de compuestos olorosos. 

Para aminorar este problema en cada caso los expertos aconsejan ajustar las estrategias de manejo del agua. Entre otras, la monitorización regular de la calidad del agua, el control de la temperatura, la filtración y la oxigenación. 

Las algas y cianobacterias son una fuente común de compuestos malolientes en el agua, como ciertos aldehídos y terpenos, que se liberan cuando estas se descomponen. Para reducir su proliferación, se pueden utilizar métodos de filtrado adicional o inhibidores específicos que controlen su crecimiento sin afectar la calidad del agua o la salud de las truchas. 

Alternativamente, técnicas como la sombra en los estanques o el control de alimento no consumido y otros residuos orgánicos pueden ayudar a reducir el crecimiento excesivo, minimizando así el riesgo de olores indeseables. Una limpieza regular de los estanques y la eliminación de residuos es fundamental, especialmente en periodos cálidos cuando la descomposición orgánica es más rápida.

El diseño de los estanques también juega un papel importante. Idealmente, estos deben construirse en áreas donde el flujo de agua natural facilite la renovación constante. También es importante considerar la profundidad y el tamaño de los estanques, ya que esto puede afectar la dispersión y dilución de compuestos volátiles en el agua. En áreas de alta altitud, donde las temperaturas suelen ser más bajas, puede ser beneficioso optar por sistemas de recirculación que compensen la menor volatilización de los compuestos olorosos en invierno.

Estas prácticas, no solo mejoran la calidad del pescado, también contribuyen a la sostenibilidad y el éxito económico de la acuicultura de trucha arcoíris a largo plazo.

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