
El Centro Tecnológico de Acuicultura, CTAQUA, acaba de concluir la última fase del proyecto FOULACTIVE de un año de duración y que ha estado centrado en el desarrollo de un tratamiento antifouling sostenible y eficaz para los viveros flotantes. Este nuevo tratamiento está basado en una emulsión de resina epoxi en la que se han integrado nanopartículas de cobre a una concentración de 1% con objeto de reducir el número de bioincrustaciones que se adhieren a las superficies de las instalaciones acuícolas.
El nuevo tratamiento, según señalan desde CTAQUA, se diferencia de los demás en que se necesitan menos cantidad de material del metal al estar incluido en forma de nanopartículas, “optimizando su uso e incrementando sus propiedades”. Además, añaden, “no se desprenden con tanta facilidad al entrar en contacto con el agua, aumentando el tiempo útil del revestimiento con menor impacto en el medio ambiente.
Para comprobar la eficacia, CTAQUA contó en la realización del proyecto con la colaboración de APROMAR y CETGA como entidades subcontratadas. Estos estudios se llevaron a cabo en Galicia y Andalucía simultáneamente, en base a criterios como como la viabilidad técnica, la durabilidad y la mejora ambiental. El antifouling diseñado, señalan, se puso a prueba en ambientes “altamente productivos”, junto con otros 3 tratamientos existentes a nivel comercial, para medir su efectividad y cuantificar el efecto de los biocidas que contienen.
Durante el periodo de exposición, añaden, se realizó un estudio visual de los tipos de organismos presentes en las redes, identificando que las especies más comunes y las que causan más problemas a los viveros flotantes son las macroalgas y los limos.
Con este nuevo tratamiento antifouling, explica Sergio Aranda, técnico del proyecto en CTAQUA, se ha conseguido el objetivo principal de “reducir el impacto que estos productos generan en el entorno marino”; sin embargo, añade, esta sostenibilidad se consigue “renunciando a la eficacia”.
“Hemos podido comprobar que el antifouling diseñado es ambientalmente viable, ya que reduce su contenido en biocida y por tanto el que se libera al medio, pero al presentar una concentración menor ha demostrado ser menos eficaz que los otros tratamientos estudiados”, señala Aranda.
Para posteriores estudios los técnicos de CTAQUA se plantean mejorar este antifouling empleando una aleación con otro tipo de nanopartículas como podría ser el óxido de zinc u óxido de cobre, que hoy en día, explican, “se usa en otros sectores debido a su potencial como bactericida”. Tanto el tamaño como su distribución sobre los sustratos son aspectos a tener en cuenta ya que son “determinantes” para proporcionar una mejor efectividad.
En base a los resultados obtenidos, junto con APROMAR, se ha establecido una serie de medidas estratégicas, partiendo de la premisa que la sostenibilidad acuícola pasa necesariamente por la correcta gestión de los tratamientos antifouling, a nivel medioambiental y productivo.
Entre estas medidas destaca el uso exclusivo de tratamientos antifouling con un alto grado de certificación ambiental o que sean 100% biodegradables. Junto con esta medida se incentiva también el fomento de la investigación en el desarrollo de tratamientos naturales.
La gestión del biofouling afecta el bienestar de los peces que se cultivan y la seguridad de las instalaciones. En este sentido, son necesarios proyectos como FOULACTIVE, que mejoren el conocimiento y la caracterización de los tipos de fouling existentes en las explotaciones acuícolas por regiones y épocas del año, y contribuyan al desarrollo de medidas antifouling específicas para cada granja.
Foulactive es más que un proyecto para desarrollar un producto
Durante el año de duración del proyecto, los técnicos de CTAQUA han trabajado en varios objetivos.
En una primera fase, se trabajó en la identificación de las causas que originan en fouling, analizando los diferentes tipos de bioincrustaciones presentes en los viveros flotantes, su periodicidad y las superficies donde se desarrollan, plasmando el resultado en un trabajo en el informe “Influencia del biofouling en la industria acuícola”. Gracias a esta acción, señalan desde CTAQUA, se definió que la presencia, severidad y persistencia del biofouling depende de parámetros tales como la temperatura, la salinidad, el oxígeno disuelto y las corrientes.
Para prevenir el biofouling, los productores acuícolas emplean tratamientos que inhiben la aparición de organismos incrustantes y que se pueden dividir en 2 categorías: tratamientos con biocidas químicos y tratamientos con biocidas orgánicos o biodegradables.
Para avanzar en el mejor conocimiento de esta problemática, en la segunda fase de FOULACTIVE, se procedió a analizar y valorar los tratamientos, y para ello, se contactó con empresas fabricantes de antifouling que colaboraron aportando información técnica de sus productos y algunas, incluso, señala Aranda, “nos cedieron muestras”.
Una vez recopilados los tratamientos antifouling, se analizaron en base a la bibliografía disponible y a la información aportada por los fabricantes, pero sobre todo, “se tuvieron en cuenta las necesidades de los productores acuícolas”.
En una primera aproximación de este estudio se observó que el 85% de los antifouling analizados contienen biocidas químicos como principio activo, el 5% contienen biocidas orgánicos o biodegradables y, por último, un 10% de los tratamientos analizados combinan de ambos tipos de biocidas.
“Esta información se tomó como base para construir una matriz de doble entrada con la que se han evaluado los tratamientos en base a criterios biológicos, productivos y medioambientales, ofreciendo así una herramienta muy útil a la hora de seleccionar qué tratamiento es más adecuado según las características del entorno y las necesidades de los productores marinos. Además, se ha diseñado una base de datos con un total de 40 tratamientos antifouling que quedará a disposición de los productores acuícolas para consultar de manera rápida las características de estos productos”, detalla Sergio Aranda.
Cabe recordar que FOULACTIVE es un proyecto de la convocatoria para el fomento e impulso de la sostenibilidad pesquera y acuícola en el marco del Programa Pleamar, cofinanciado por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) en 2020, con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad.