
La decisión del gobierno chino de reducir su dependencia a la harina de soja importada para la fabricación de piensos ganaderos se puede convertir en una oportunidad para otras fuentes de proteína. Actualmente china es el mayor importador de soja del mundo, con más del 60% del comercio global. El principal destino de estas importaciones es el de la alimentación del ganado, en el que se incluyen los piensos para alimentar el pescado y marisco.
La actual dependencia de esta materia prima es visto desde Pekín como una amenaza futura a la seguridad alimentaria del país, debido a las tensiones geopolíticas y la invasión rusa de Ucrania.
Según datos del último informe de mercado de Rabobank, se espera que el consumo de piensos en China mantenga una tendencia de crecimiento bajo alcanzando los 485 millones de toneladas en 2025 y 523 millones en 2030, en comparación con los 450 millones de 2021.
Mientras, como explica Rabobank, la tasa proyectada de inclusión de soja en los piensos irá disminuyendo del 15,3% actual, al 13,5% en 2025 y 12% en 2030. De esta manera el país solo necesitará importar 87 millones de toneladas en 2025 y 84 millones de toneladas en 2030.
Las estimaciones del consumo en 2022 están calculada entre los 94 y 95 millones de toneladas, principalmente soja modificada genéticamente (OGM) importada de Brasil, como principal proveedor, Estados Unidos y Argentina. Una pequeña parte, 2 millones de toneladas es no OGM importada de Canadá, Rusia y Benin.
En este sentido, para Rabobank, la gran influencia de China en la disponibilidad de esta materia prima “impactará en toda la cadena de suministro global” desafiando a todos las partes interesadas y creará “oportunidades para que nuevas empresas desarrollen tecnologías e ingredientes novedosos”, como harina de insectos, especialmente mosca soldado negra, y proteínas de microbios. Por el momento los proveedores de harina de insecto y de microbio están en una etapa de desarrollo por lo que existe “una gran incertidumbre sobre el momento que alcanzarán la viabilidad comercial”.
La creciente demanda de EEUU y Brasil de aceite de soja para producir biocombustibles pondrá a disposición del mercado más harina. Este excedente que no será absorbido por China podrá dirigirse a otras regiones y mercados.
Puedes acceder aquí al informe completo (inglés): China’s soybean import Outlook through 2030