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Cómo el enriquecimiento transforma un simple nauplio de Artemia en una fuente poderosa de nutrición para la acuicultura marina

Global, 28/08/2025 | El enriquecimiento de los nauplios de Artemia se ha convertido en una piedra angular de la gestión moderna de criaderos

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En los criaderos marinos de todo el mundo, los nauplios de Artemia son el alimento vivo preferido para las delicadas primeras etapas de larvas de peces y crustáceos. Fáciles de eclosionar y manejar, ofrecen una fiabilidad y disponibilidad inigualables frente a la mayoría de los demás alimentos vivos. Pero existe un inconveniente: en su estado natural, la Artemia es nutricionalmente incompleta.

Por eso el enriquecimiento se ha convertido en una pieza fundamental de la gestión moderna de criaderos. Sin él, las tasas de supervivencia y crecimiento de las larvas suelen verse comprometidas. Como explica una reciente revisión en Reviews in Aquaculture, “el enriquecimiento efectivo de la Artemia no solo mejora el valor nutricional del alimento vivo, sino que también desempeña un papel crucial en el desarrollo larvario, la inmunidad y la productividad acuícola en general”.

La Artemia recién eclosionada contiene muy pocos ácidos grasos altamente insaturados (HUFA) necesarios para las larvas marinas, especialmente DHA y EPA. Las deficiencias en estos ácidos grasos esenciales pueden traducirse en deformidades, menor crecimiento, baja inmunidad y escasa supervivencia. El enriquecimiento transforma la Artemia de un alimento vivo práctico en un verdadero paquete nutricional.

Más allá de los lípidos, los criaderos enriquecen cada vez más con vitaminas (como la C y la E), aminoácidos como la taurina e incluso probióticos. Cada uno de estos desempeña un papel: aumentar la resistencia al estrés, mejorar la digestión o ayudar a las larvas a enfrentarse a bacterias patógenas.

¿Cuál es el mejor protocolo?

Aunque no existe una “receta” universal, los protocolos de enriquecimiento exitosos comparten características comunes que se han perfeccionado a lo largo de años de práctica e investigación.

El momento es crítico. Los nauplios comienzan a alimentarse en el estadio Instar II, normalmente entre seis y ocho horas después de la eclosión, y esta es la ventana ideal para iniciar el proceso de enriquecimiento. En ese momento, su metabolismo está activo y son capaces de ingerir los nutrientes que posteriormente transmitirán a las larvas.

La elección del medio de enriquecimiento es igualmente importante. Las emulsiones comerciales ricas en DHA y EPA siguen siendo la base de la mayoría de los protocolos en criaderos, garantizando que la Artemia aporte los ácidos grasos esenciales que las larvas no pueden sintetizar por sí mismas. En algunas instalaciones también se utilizan con éxito microalgas como Schizochytrium o Isochrysis para potenciar el perfil nutricional.

La duración y el control determinan la eficacia del proceso. El “punto óptimo” se sitúa entre 12 y 24 horas. Si el enriquecimiento es demasiado corto, la Artemia no habrá absorbido suficientes nutrientes; si es demasiado prolongado, los organismos corren el riesgo de oxidar o consumir los mismos compuestos que los hacen valiosos.

Por último, las condiciones del entorno deben optimizarse cuidadosamente. La aireación asegura una suspensión constante de partículas, mientras que una salinidad entre 25 y 30 partes por mil y temperaturas de 25 a 28 ºC proporcionan la estabilidad necesaria para la máxima absorción de nutrientes. La luz continua mantiene a la Artemia activa y alimentándose durante todo el procedimiento.

De la teoría a la práctica

Artemia salina

En un tanque de criadero, el proceso es simple pero preciso. Los nauplios se enjuagan y se transfieren a agua limpia. La densidad de siembra suele ser de 200-300 por mililitro. El medio de enriquecimiento elegido se añade gradualmente, mientras la aireación asegura que las partículas permanezcan en suspensión y disponibles para la ingestión.

Tras el periodo de enriquecimiento, la Artemia se cosecha, se enjuaga y se administra inmediatamente a las larvas. Los retrasos en esta fase significan degradación de nutrientes y esfuerzo desperdiciado.

Los investigadores subrayan que la estandarización sigue siendo un reto. Cada criadero, especie y sistema de producción puede requerir ajustes. Pero el principio es claro: la Artemia enriquecida no es opcional, es esencial para la cría larvaria de alta calidad.

Para los profesionales del sector, el mensaje es directo: trate el enriquecimiento de Artemia como un proceso crítico, no como una idea secundaria. Cuando se hace correctamente, es una de las inversiones más rentables que un criadero puede realizar.

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