El aumento de la producción de acuicultura, tanto marina como continental, contribuye a una mejora de la oferta de productos pesqueros locales. Esta idea se fundamenta en las crecientes tensiones ambientales, económicas y políticas que se están viviendo en el mundo. Cada vez somos más dependientes de las importaciones de terceros países, algunos de ellos, enfrentados geopolíticamente a los estándares que se promueven desde los países de la Unión Europea.
Una acuicultura más diversificada podría ser más estable y resiliente, y contribuir a diversificar la oferta local de pescado y marisco, minimizando los impactos en las pesquerías y los ecosistemas marinos.
Para que esto funcionase, las administraciones locales y regionales deberían implicarse aún más en mejorar la percepción social sobre la actividad acuícola a través de campañas de concienciación y educación. También es importante considerar las necesidades de las comunidades locales en la toma de decisiones e involucrarlas para lograr la sostenibilidad a largo plazo que todos deseamos.
Aunque es más fácil de decir que de poner en marcha, las autoridades locales deben iniciar reuniones públicas, consultas y encuestas y comités consultivos que representen a diferentes sectores de las comunidades azules.
La percepción social debe estar en la agenda de cualquier política de promoción de la inversión en acuicultura, y deben incluir aspectos como el empleo, la infraestructura, la salud y el bienestar de las personas, y no solo aspectos relacionados con el medio ambiente.
Se deben crear oportunidades para que el tejido económico de las comunidades locales se beneficie de un sector potente de acuicultura. Ya sea directamente, o a través de actividades complementarias que permitan alcanzar una nueva dimensión en sectores turísticos, gastronómicos y culturales, con cadenas de suministro que involucren a proveedores locales.
En este proceso la educación y la capacitación de la comunidad local son importantísimos para una mejor aceptabilidad social. Esto se puede conseguir a través de programas de formación técnica, gestión de recursos y desarrollo empresarial.
Como siempre digo. La comunicación debe ser abierta y transparente. Esto implica compartir información sobre los proyectos de acuicultura, sus posibles impactos y medidas de mitigación de manera clara y accesible.