Los coproductos del maíz derivados del proceso de producción de etanol, como los granos secos de destilería con solubles y la proteína fermentada de maíz, han captado la atención de los formuladores de piensos para acuicultura por sus altas propiedades nutricionales, especialmente en proteínas, fibras y grasas.
Sometidas a un proceso de fermentación, estos ingredientes se han adaptado a las necesidades específicas de las especies piscícolas y los crustáceos producidos en acuicultura, como se ha evidenciado en pruebas nutricionales.
El uso de estos ingredientes no solo refuerza este enfoque circular de uso de co-productos agroindustriales, también evidencia el enorme papel de la acuicultura para promover la sostenibilidad, reutilizar estas materias primas y minimizar las emisiones de carbono.
La efectividad de estos ingredientes ha sido comprobada en varias especies como la trucha arcoíris, la lubina europea, el bagre y el rodaballo. Por ejemplo, en dietas para la lubina europea, se ha recomendado considerar la influencia del ácido fítico en la digestibilidad y absorción de nutrientes, problema que puede mitigarse con la adición de la enzima fitasa.
En estudios con trucha arcoíris, la incorporación del 15% de estos destilados ha mostrado mejoras notables en la ingesta de alimento, la conversión alimenticia y el aumento de peso. Para niveles de inclusión del 20 al 40%, es aconsejable añadir aminoácidos esenciales como la lisina para compensar deficiencias.
Para los juveniles de rodaballo, las investigaciones indican que la inclusión de estos ingredientes debe ser más cautelosa, estableciéndose un rango óptimo entre el 17,5 y el 25% para sustituir la harina de pescado, ya que inclusiones más altas pueden comprometer el metabolismo del nitrógeno y la eficiencia energética, afectando el crecimiento.
Es importante señalar que la inclusión de estos coproductos debe ser estudiados para cubrir las necesidades específicas según la especie, tamaño y edad de los peces en acuicultura.
Finalmente, es fundamental destacar los avances continuos en la cadena de valor del maíz hacia una mayor sostenibilidad, con objetivos claros para 2030. Integrar estos ingredientes en la nutrición acuícola no solo aprovecha estos avances, sino que también propulsa hacia adelante la agenda ambiental global.
La acuicultura, una vez más, demuestra ser una opción que impulsa la sostenibilidad de otras industrias, cumpliendo así con el objetivo de Una Sola Salud del planeta.
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