Los insectos de granja están ganando terreno como una prometedora fuente de proteínas para la alimentación en la industria de la acuicultura. Investigaciones recientes, tanto en entornos de laboratorio como en condiciones reales, han destacado el potencial de estos insectos para reemplazar parcialmente ingredientes tradicionales como la harina de pescado y la harina de soja en la producción de piensos.
La versatilidad y calidad nutricional de la harina de insecto son algunas de las ventajas clave que hacen que esta alternativa sea atractiva. Sin embargo, a pesar de los avances, aún existe un importante desconocimiento sobre la digestibilidad y la composición nutricional de los insectos, lo que limita la capacidad de aprovechar completamente sus beneficios como materia prima.
Siete especies de insectos han sido aprobadas por la Unión Europea para su uso en la alimentación animal: mosca soldado negra (Hermetia illucens), el gusano amarillo de la harina (Tenebrio molitor), el grillo doméstico (Acheta domestica), escarabajo oscuro (Alphitobius diaperinus), grillo tropical (Gryllodes sigillatus), grillo campestre (Gryllus assimilis) y mosca común (Musca domestica). La pregunta de cuál de estas especies y en qué etapa de desarrollo se digiere mejor es esencial para su incorporación efectiva en piensos.
Un estudio en laboratorio de investigadores de la Universidad de Almería ha desvelado, entre otros aspectos, aspectos relacionados con digestibilidad de la harina de insecto que sugieren que los mejor posicionados son la mosca soldado negra y el gusano amarillo de la harina. Cuando la harina de insecto es sometida a procesos de hidrólisis para mejorar su digestibilidad es capaz de alcanzar similitudes con la harina de pescado, en el caso del gusano amarillo de la harina, o de la harina de soja, en el caso de la mosca soldado negra.
Adicionalmente, como señalan en su estudio, la harina del gusano amarillo tiene una mejor materia seca que la harina de soja.
Un resultado interesante del estudio es el que relaciona la fibra detergente ácida y la digestibilidad de proteínas. Esta fibra, que se encuentra en la harina de insecto, se considera ralentizadora de la digestibilidad de los piensos para peces.
Otro aspecto controversial de los insectos está en su contenido en grasas. Diversos estudios apuntan a que las grasas pueden representar una desventaja en términos de uso como alimento en acuicultura, por lo que sugieren la necesidad de desgrasado previo a su incorporación. Este proceso encarece finalmente el producto obtenido.
En definitiva, los insectos son una fuente de proteínas viable desde el punto de vista nutricional en piscícultura y permite reducir la dependencia a otras fuentes tradicionales de proteína. No obstante, durante este año seguiremos atentos a los nuevos estudios que ofrecen nuevas informaciones sobre la capacidad nutricional de los insectos y la variabilidad entre especies para evaluar su idoneidad como fuente de proteínas en la alimentación animal.