Erik Malta (CTAQUA), durante la jornada INNOVALGA
Las proteínas alternativas que nos ofrecen las algas, en general se consideran más saludables y respetuosas con el medio ambiente que proceden de animales de granja tradicionales. Sin embargo, existe un porcentaje de la población que tiene cierta aversión al consumo de algas porque evocan una sensación desagradable o porque las relacionan a problemas medioambientales.
El consumo de algas en Europa está creciendo, y en otras regiones del mundo representan una importante fuente de alimentos.
Sin embargo, como explicó Erik Malta, jefe del Departamento de Investigación Aplicada e Innovación en el Centro Tecnológico de Acuicultura (CTAQUA) durante su intervención en la jornada de presentación del proyecto INNOVALGA, existen factores psicológicos que hacen que ciertas personas tengan aversión por el consumo de algas. Por ejemplo, explicó, algunas personas asocian con contaminantes las algas con las arribazones que llegan a las playas, cuando, en muchos casos, “son el síntoma de que algo está pasando, no la consecuencia”. En este sentido, explicó el experto, existe un vacío de conocimiento y una necesidad de mejorar la percepción pública de las algas.
Para ello, es importante comprender por qué los consumidores podrían estar dispuestos a consumir proteínas alternativas y cómo utilizar este conocimiento para desarrollar intervenciones que aumenten la aceptación del consumidor es un área importante de investigación en este campo.
Lo mejor en estos casos, como señalan los expertos consultados por misPeces, es analizar los atributos que pueden permitir fomentar los cambios de hábito de consumo. En el caso de las algas, por ejemplo, es importante tener en cuenta las motivaciones o barreras para la aceptación, como la salud y el sabor.
Otro atributo externo en el que apoyarse es la confianza que los consumidores pueden tener en el producto, que puede aumentar si existen promotores independientes que respalden las algas.
Durante la jornada de INNOVALGA los expertos consideraron que no ayuda a mejorar la percepción de los consumidores sobre las macroalgas en Europa la procedencia silvestre de las mismas, ya que se puede relacionar con una práctica poco sostenible.
La salud y el medio ambiente son buenos argumentos para mejorar la percepción pública. También ayuda el lugar donde los consumidores compran las algas, es decir, que son de proximidad; así como elaborar platos con algas que evoquen a productos tradicionales, de esta manera se aumenta la familiaridad y la aceptación.
Esto último ha hecho que como parte importante del proyecto INNOVALGA, se han venido realizando degustaciones en vivo, que pueden ser una alternativa sabrosa y nutritiva.
Cambiar de hábitos de consumo no es fácil. Por eso, y como siempre, debe haber detrás una acción de información y formación a los consumidores.
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