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Dos décadas de estudios animan a ser optimistas con la inclusión de subproductos del olivar en las dietas acuícolas

Malasia 2/02/2022 | El agua de las almazaras, el orujo y la hoja del olivo tienen una alta concentración de antioxidantes con características antimicrobianas, antifúngicas y antioxigénicas

Rama de olivo con aceitunas

La búsqueda constante por encontrar ingredientes que permitan seguir impulsando la acuicultura de especies alimentadas ha llevado a los investigadores estudiar cómo dar una segunda oportunidad en el sector de la acuicultura a los desechos del proceso de producción del aceite de oliva por sus grandes propiedades nutricionales, vitaminas, antioxidantes y grasas saludables.

De esta forma se viene analizando tanto el agua de las almazaras, la hoja del olivo y el orujo de aceituna como compuestos que contribuyen al rendimiento del crecimiento, la mejora de la calidad nutricional del pescado y su sistema inmunitario.

Así, por ejemplo, la evidencia científica reportada en una publicación en Aquaculture Reports muestra cómo, estos desechos, tienen una alta concentración de antioxidantes con características antimicrobianas, antifúngicas y antioxigénicas que mejoran la salud intestinal e inmunitaria de los peces.

Está aceptado a través de la evidencia científica que el aceite de oliva permite reducir el reemplazo parcial de la harina y aceite de pescado. Además, se cubre el doble objetivo de reducir la cantidad de desechos generados en la fabricación del aceite. Según los datos reportados, por cada 100 kilos de aceituna procesada para aceite se generan 35 kilos de residuos sólidos y 440 litros de residuos líquidos.

En cualquier caso, cada uno de los subproductos de la producción del aceite de oliva como el orujo, las hojas o el agua de la almazara ofrece un valor nutricional diferente que debe caracterizarse apropiadamente para definir el papel en la nutrición acuícola.

En altas concentraciones estos desechos también pueden contribuir con ingredientes anti-nutricionales que pueden limitar su uso como, por ejemplo, presentes en el orujo, cuya composición es alta en fibra y polifenoles que, en grandes cantidades puede resultar nocivo.

En definitiva, gracias a las importantes características de los desechos de la producción de aceite de oliva, en el futuro se irán encontrando aplicaciones novedosas en acuicultura, así como nuevos fitogénicos capaces de mejorar la salud y el bienestar de los peces. No obstante, las cantidades que se añadan al pienso serán discretas debido a los efectos antinutricionales de la fibra vegetal y los polifenoles que contiene.

En el futuro, conforme se mejore la economía de escala y con el avance tecnológico, principalmente en la purificación y extracción de los polifenoles, los niveles de inclusión podrán mejorar reportando beneficios a la acuicultura y a la sostenibilidad del planeta.

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