Una propuesta reciente de la Comisión Europea para limitar el uso de determinados “términos relacionados con la carne” podría acabar generando un problema indirecto para la comercialización de productos de la pesca y la acuicultura. Aunque la iniciativa no está dirigida a este sector, la ausencia de una exclusión explícita en el texto legal abre la puerta a interpretaciones que podrían afectar a denominaciones consolidadas en el mercado.
Así lo advierte el Consejo Consultivo de Mercados (MAC) en un dictamen adoptado el 17 de diciembre de 2025, en el que analiza la propuesta presentada por la Comisión el 16 de julio de 2025 para modificar la Organización Común de Mercados (OCM) de los productos agrícolas. El objetivo declarado de la Comisión es proteger determinados términos relacionados con la carne para mejorar la transparencia hacia el consumidor, reservándolos a productos elaborados exclusivamente a partir de carne, definida como “las partes comestibles de un animal”.
El problema surge porque varios de los términos que podrían quedar protegidos —como “lomo”, “filete”, “hamburguesa” o “salchicha”— se utilizan desde hace años de forma habitual y legítima en la comercialización de productos pesqueros y de la acuicultura en distintos Estados miembros y lenguas. En la práctica, esto podría afectar, por ejemplo, a productos comercializados como “hamburguesa de salmón”, “filete de merluza” o “lomo de atún”, denominaciones claramente asociadas al pescado y fácilmente reconocibles por los consumidores.
Aunque la propuesta de la Comisión se centra en la carne y no menciona expresamente a la pesca y la acuicultura, el MAC subraya que modificar la normativa agrícola sin aclarar su relación con la legislación específica del sector pesquero genera inseguridad jurídica. La pesca y la acuicultura cuentan con su propia organización común de mercados y, además, la legislación alimentaria de la UE define la “carne” de manera que excluye explícitamente a los productos pesqueros.
Según el MAC, si esta cuestión no se corrige durante las negociaciones legislativas, los operadores del sector podrían verse obligados a cambiar el etiquetado de sus productos, adaptar sus estrategias de comercialización o enfrentarse a interpretaciones divergentes entre Estados miembros. Todo ello, advierte el Consejo, podría provocar distorsiones en el mercado y confusión entre los consumidores, justo lo contrario de lo que persigue la propuesta de la Comisión.
Por este motivo, el MAC pide que los productos de la pesca y la acuicultura queden explícitamente excluidos del ámbito de aplicación de las nuevas restricciones, con el fin de garantizar seguridad jurídica, coherencia normativa y estabilidad para toda la cadena de valor del sector.

