En los últimos años los nuevos descubrimientos científicos han provocado una verdadera revolución y han mostrado al mundo el gran potencial de las microalgas para crear aplicaciones en el campo de la alimentación humana y animal, la cosmecéutica y farmacéutica.
Como paso natural a estos descubrimientos, ahora llega el turno de la tecnología para hacer frente al desafío de reducir los costes en el cultivo, recolección y obtención de biomasa de microalga seca.
Los métodos tradicionalmente utilizados, como la centrifugación y la filtración, que se vienen utilizando desde hace décadas, son costosos y consumen mucha energía, lo que los hace inviables económicamente para determinados servicios.
Por eso, recientemente, se han venido desarrollando nuevas tecnologías que, además de mejorar la eficiencia en la obtención de biomasa, están demostrando ser más eficientes energéticamente y reducen la huella ambiental y minimizan el uso de productos químicos.
Entre las nuevas tecnologías más punteras destacan la bioflocculación, la electrofloculación, la separación magnética y enfoques basados en fototaxis, que es la capacidad de algunas microalgas para dirigirse hacia la luz.
A pesar de las ventajas, la escalabilidad de estos procesos es uno de los mayores desafíos. En este punto, son importantes los proyectos demostrativos a escala piloto, ya que en ellos se puede identificar y abordar los obstáculos que se van presentando a nivel de ingeniería, y que están relacionados con el bombeo, los sistemas de tuberías y la transfencia de calor.
Para la eficacia ambiental, se están realizando interesantes estudios de análisis de ciclo de vida y modelado tecnoeconómico. Estos estudios permiten establecer el entorno de inversión y respaldan la adopción de estos nuevos enfoques tecnológicos.
También es importante contar con regulaciones adaptadas a los nuevos avances biotecnológicos con aplicaciones en alimentación humana y animal, nutracéutica y farmacéutica. Esto implica la realización de estudios de biocompatibilidad, toxicidad y contaminantes.
En el futuro, la colaboración multidisciplinaria será esencial para incorporar nuevos bioprocesos, nanomateriales, aplicaciones electroquímicas y de ingeniería alimentaria.