Uno de las mayores limitantes de la expansión de las granjas de acuicultura en mar abierto radica en la necesidad de suministro de energía de manera confiable y permanente. Debido a las distancias a las que se ubicarán las granjas oceánicas, las dos fuentes tradicionales para suministrar energía que se platean son la eólica y la solar que no garantizan el suministro ininterrumpido por ser susceptibles de variaciones ambientales.
En este contexto, el hidrógeno destaca por su capacidad para proveer de una fuente continua por lo que puede ser una fuente primaria de energía por eficacia y rentabilidad.
Para profundizar en este aspecto, investigadores de la Universidad Frederick en Chipre han llevado a cabo un estudio donde se propone la tecnología del hidrógeno como un paso estratégico esencial.
Entre los beneficios del hidrógeno están la eficiencia y la capacidad de almacenamiento, y considera la generación in situ a través de la electrolisis del agua siendo una opción robusta.
Sin embargo, y a pesar de ser una tecnología en desarrollo, el hidrógeno enfrenta desafíos significativos en su implementación, que requieren más investigación y desarrollo para garantizar suministros ininterrumpidos en el mar.
La expansión de la acuicultura oceánicda pasa por tanto por solucionar este desafío para maximizar la producción a través de un mayor control de los procesos y sostenibilidad, alineándose con los objetivos de crecimiento azul y mitigación del cambio climático.