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El hidrolizado de langostino mejora la eficiencia y la resiliencia de dietas bajas en harina de pescado

Corea del Sur, 29/12/2025 | Usado como potenciador de sabor muestra mejores índices de conversión, mayor resistencia al estrés y una reducción en el uso de harina de pescado

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El uso de hidrolizado de langostino tropical (Litopenaeus vannamei) como potenciador de la palatabilidad representa una opción técnicamente sólida y estratégicamente relevante para los piensos destinados a peces marinos, según un estudio reciente liderado por científicos de Symrise Aqua Feed, Institut Agro–INRAE–Ifremer y la Universidad Nacional de Jeju.

La investigación demuestra que, cuando se aplica a bajas dosis mediante un recubrimiento líquido, el hidrolizado de langostino permite mantener e incluso mejorar el crecimiento, la eficiencia alimentaria y la salud de los peces, al tiempo que se reduce de forma significativa el contenido de harina de pescado, incluso en condiciones de cultivo que implican estrés repetido.

Estos resultados se obtuvieron en un ensayo de alimentación con juveniles de besugo rojo (Pagrus major), una especie carnívora clave en la acuicultura de Asia oriental.

Los peces fueron alimentados con dietas en las que el nivel de harina de pescado se redujo a la mitad y se compararon con formulaciones convencionales. Cuando las dietas bajas en harina de pescado se suplementaron con hidrolizado de langostino, aumentó la ingesta de alimento, mejoraron las tasas de crecimiento y se redujo el índice de conversión, recuperando un rendimiento comparable —e incluso superior en algunos casos— al de las dietas con mayor inclusión de harina de pescado.

Más allá del rendimiento zootécnico, el estudio pone de relieve efectos relevantes sobre la salud y el bienestar de los peces. Las dietas con bajo contenido en harina de pescado pueden actuar como un factor de estrés nutricional crónico, incluso cuando el crecimiento aparente no se ve afectado.

Los investigadores observaron que los peces alimentados con dietas bajas en harina de pescado sin suplementación presentaban niveles elevados de cortisol muscular, una respuesta inmunitaria debilitada y una supervivencia significativamente menor tras un desafío bacteriano con Edwardsiella tarda. Estos efectos fueron especialmente acusados en condiciones de estrés repetido por manejo, diseñadas para reproducir situaciones habituales en granjas comerciales.

Cuando se incorporó el hidrolizado de langostino a las dietas, se redujeron los marcadores de estrés, mejoró la capacidad antioxidante y aumentó la resistencia frente a la infección bacteriana. Esto indica que la mejora de la palatabilidad no se limita a estimular el consumo, sino que también ayuda a los peces a afrontar mejor los desafíos derivados de la dieta y del manejo.

El mecanismo subyacente está relacionado con las características nutricionales del hidrolizado de langostino, rico en aminoácidos libres y pequeños péptidos que actúan como potentes estimulantes de la alimentación. Estos compuestos mejoran la palatabilidad del pienso y ayudan a enmascarar las propiedades sensoriales menos atractivas de los ingredientes vegetales, que a menudo limitan el consumo en especies marinas carnívoras cuando se reduce la harina de pescado.

Desde el punto de vista de la sostenibilidad, el hidrolizado de langostino ofrece una vía práctica para disminuir la dependencia de los recursos pesqueros. En el ensayo, la simple reducción del 50 % de la harina de pescado ya supuso una caída significativa en el uso de pescado silvestre, mientras que la adición del hidrolizado permitió una reducción adicional gracias a la mejora de la eficiencia alimentaria.

Esto se tradujo en una disminución del índice económico Fish-In Fish-Out, uno de los principales indicadores utilizados para evaluar la presión sobre los recursos pesqueros. Cabe destacar que estos beneficios se lograron con un nivel de inclusión muy bajo, aplicado como recubrimiento líquido y no como ingrediente principal del pienso.

El origen del hidrolizado de langostino refuerza aún más su interés. Se obtiene a partir de subproductos del procesado del langostino, como los cefalotórax (cabezas), que de otro modo tendrían un valor comercial limitado.

Su uso en piensos acuícolas respalda así los principios de la economía circular, al transformar flujos de residuos en ingredientes funcionales, en línea con los esfuerzos del sector por mejorar la eficiencia de los recursos y el desempeño ambiental sin incrementar los costes del alimento.

En conjunto, el hidrolizado de langostino se perfila como una solución especialmente atractiva porque aborda varios retos al mismo tiempo: mejora la palatabilidad y el rendimiento de las dietas con bajo contenido en harina de pescado, reduce los riesgos para la salud y el bienestar asociados a la sustitución por proteínas vegetales y contribuye a disminuir la dependencia de las pesquerías extractivas mediante un uso más eficiente del alimento y la valorización de subproductos marinos.

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