El sacrificio humanitario ocupa un lugar importante en la agenda de los productores acuícolas de dorada (Sparus aurata) y lubina (Dicentrarchus labrax), una prioridad que debe alinearse con las exigencias del Reglamento (CE) n.º 1099/2009 de la Unión Europea, el cual obliga a los explotadores a "evitar el dolor y reducir al mínimo la angustia y el sufrimiento de los animales" y, de manera crucial, exige que la pérdida de sensibilidad "se mantendrá hasta la muerte del animal".
Sin embargo, un nuevo artículo científico ha lanzado una seria advertencia al sector, concluyendo que los métodos convencionales que se utilizan para evaluar la insensibilidad de estos peces son poco fiables y podrían estar comprometiendo gravemente su bienestar. La investigación, titulada Stunning challenges: Operational indicators flag failures, but neurological validation is needed to confirm stunning effectiveness in seabass and seabream, desveló que la confianza del sector en indicadores visuales y físicos sencillos —conocidos como indicadores operacionales— es errónea, ya que estos "permanecen escasamente validados frente a referentes neurológicos".
El Riesgo de la Falsa Insensibilidad
Los investigadores identificaron un "desajuste temporal constante" entre los signos físicos observables (como la pérdida de equilibrio, el reflejo de ‘ojo rodado’ y el reflejo de ventilación) y el patrón de oro neurológico para la conciencia, las Respuestas Evocadas Visuales (VERs). Este desajuste crea un "riesgo significativo de juzgar a un pez como insensible basándose en indicadores operacionales, mientras que permanece sensible según las evaluaciones neurológicas".
Este riesgo se manifiesta de forma aguda en el aturdimiento eléctrico, un método que ha ganado relevancia y que la EFSA recomienda por su capacidad de inducir una pérdida de consciencia "inmediata". A pesar de su recomendación, el estudio ha demostrado "graves preocupaciones de bienestar" debido a los "rápidos tiempos de recuperación (en segundos a minutos) observados en la mayoría de los peces" tras el aturdimiento.
El estudio ejemplifica el problema con cifras contundentes: en un protocolo que buscaba imitar un contexto comercial, la actividad cerebral que indica sensibilidad se recuperó en la lubina en un tiempo medio de tan solo 0,7 minutos y en la dorada en 0,9 minutos. Estos hallazgos, según los autores, "subrayan la urgente necesidad de mejorar y validar los métodos de aturdimiento eléctrico para la lubina y la dorada antes de que puedan considerarse humanitarios y se implementen ampliamente".
El Único Indicador Viable, por Ahora
A pesar de que el aturdimiento eléctrico sigue teniendo una adopción "limitada" en el Mediterráneo —debido a barreras como los costes y la necesidad de adaptar los equipos a las operaciones existentes—, el estudio critica que los parámetros actuales no garantizan la insensibilidad prolongada que exige el Reglamento europeo.
La investigación concluye que, si bien las evaluaciones neurológicas mediante electroencefalografía (EEG) son el "patrón de oro", no son viables en el entorno comercial de faenado. Por ello, el sector debe centrar sus esfuerzos en el único indicador operacional que se alineó de manera más estrecha con la actividad cerebral: el reflejo de ventilación (el cese o reanudación del movimiento opercular), que "podría ser el indicador operacional más fiable".
El artículo dictamina que es "esencial" una "validación exhaustiva de los indicadores operacionales" para reducir el riesgo de que los peces recuperen la sensibilidad antes o durante procedimientos críticos como la desangrado o la evisceración.
Referencia:
Gräns, A., Cabrera-Álvarez, M. J., Oliveira, G. D. C., Saraiva, J. L., Arechavala-Lopez, P., Bortoletti, M., Schwerte, T., & Brijs, J. (2025). Stunning challenges: Operational indicators flag failures, but neurological validation is needed to confirm stunning effectiveness in seabass and seabream. Aquaculture Reports, 45, 103189.
