
Mejorar la salud cardíaca y la microbiota intestinal del atún rojo de cultivo son dos líneas de investigación que podrían convertir a esta apreciada especie culinaria en una realidad acuícola plenamente sostenible.
Investigadores de diversos centros oceanográficos del IEO-CSIC presentaron durante Aquaculture Europe 2025, celebrada en Valencia, un trabajo que recoge los avances realizados para comprender las causas fisiológicas y microbianas detrás de la mortalidad de los juveniles de atún rojo (Thunnus thynnus), una de las principales limitaciones para su producción en cautividad.
El estudio, titulado “Future lines of study on bluefin tuna (Thunnus thynnus)”, está liderado por Edurne Blanco, del Centro Oceanográfico de Baleares (IEO-CSIC), con la colaboración de los centros oceanográficos de Murcia y Gijón, la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU) y el personal de la instalación de investigación ICTS-ICAR Mazarrón. El trabajo aborda la salud cardíaca y la microbiota intestinal de las larvas y juveniles de atún rojo como posibles factores que explican las elevadas tasas de mortalidad registradas en estas fases del ciclo de vida.
Según los autores, esta mortalidad tiene un origen multifactorial, influido por la nutrición, la calidad del alimento vivo, el estrés, las colisiones, las alteraciones fisiológicas y los desequilibrios en la microbiota intestinal. Comprender la interacción de todos estos elementos resulta esencial para mejorar la supervivencia en cultivo.
Con este objetivo, el equipo desarrolla dos estudios complementarios. El primero se centra en la salud cardíaca, analizando la relación entre la estructura y el funcionamiento del corazón y las muertes inexplicadas en cautividad. A través de análisis histológicos de los ventrículos de ejemplares silvestres, engordados y criados en cautividad —desde larvas hasta adultos—, los investigadores buscan identificar patrones estructurales o de fibrosis asociados al estrés del cultivo. El propósito es establecer referencias morfológicas para la especie y detectar posibles alteraciones que puedan comprometer su rendimiento y supervivencia.
El segundo estudio pone el foco en la microbiota intestinal, un factor clave en la salud y el crecimiento de los peces. Mediante técnicas de secuenciación de ADN aplicadas a secciones intestinales de larvas, juveniles y adultos —de origen silvestre y cultivado—, se analiza cómo la edad, la dieta y las condiciones de cría influyen en la composición y diversidad microbiana. Este conocimiento permitirá comprender mejor el papel del microbioma en la nutrición, la inmunidad y la resistencia a enfermedades en los sistemas de cultivo.
Los investigadores del IEO-CSIC, junto con sus colegas de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida, coinciden en señalar que tanto la salud cardíaca como la microbiota intestinal son factores determinantes para reducir la mortalidad del atún rojo durante sus fases larvaria y juvenil, y representan los principales frentes científicos para mejorar su adaptación a la cría en cautividad.
Estas líneas de estudio, destacadas durante el congreso, permitirán además identificar indicadores fisiológicos y microbianos asociados al estrés, la nutrición y el rendimiento, lo que aportará una base científica sólida para optimizar las prácticas de manejo y alimentación.
Ambas investigaciones se enmarcan en los proyectos THINKINAZUL —cofinanciado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y fondos NextGenerationEU a través del PRTR y la Fundación Séneca— y NEWSPEC-MURCIA, financiado por el Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (EMFAF).
En conjunto, estos trabajos abren nuevas perspectivas para avanzar hacia una producción de atún rojo más sostenible, eficiente y respetuosa con el bienestar animal, reforzando el papel de España como referente europeo en la investigación aplicada a la acuicultura de especies de alto valor.