ENFOQUES INNOVADORES

Expertos proponen el enriquecimiento acústico para mejorar el bienestar y la producción en los sistemas de recirculación

Hungría, 24/11/2025 | Para reducir los efectos negativos de los ruidos, la revisión propone el uso de música de Mozart como enriquecimiento

Salmones adultos bajo el agua

Un estudio de revisión de investigadores de la Universidad de Debrecen, en Hungría, pone el foco en la importancia de optimizar el entorno acústico en Sistemas de Recirculación en Acuicultura (RAS) para garantizar el bienestar de los peces y aumentar la eficiencia productiva.

El análisis detallado de la bibliografía destaca que el perfil acústico de los RAS está determinado principalmente por las emisiones de ruido del equipamiento mecánico. Las fuentes de sonido dominantes incluyen bombas, sopladores de aire y separadores de proteínas, que suelen emitir sonido en un rango de baja frecuencia, por debajo de los 2000 Hz. Esto supone un desafío biológico específico, ya que las actividades antropogénicas en los entornos acuáticos generan ruido en el rango inferior a 1 kHz, que coincide directamente con el rango auditivo de la mayoría de especies de peces.

Esta evidencia pone el foco de los investigadores en realizar intervenciones tecnológicas como el uso de materiales amortiguadores de vibraciones, elementos de aislamiento acústico para bombas y el desarrollo de motores de bajo ruido, son especiales para mejorar el paisaje acústico de la acuicultura intensiva.

Según los autores, el espectro de ruido presente en los RAS se solapa en gran medida con el rango auditivo conocido de los peces teleósteos, lo que puede afectar a su estado fisiológico, comportamiento y capacidades auditivas. La revisión detalla que el aumento de los niveles de ruido ambiental puede perjudicar el crecimiento, alterar los patrones de nado y comprometer la fisiología. Además, la exposición crónica puede causar pérdida de audición mediante cambios en los umbrales auditivos y afectar negativamente a la resistencia a enfermedades.

El mecanismo biológico que impulsa este impacto implica la activación del eje hipotálamo-adenohipófisis-interrenal (HPI). Los investigadores explican que la activación neuroendocrina inducida por el ruido desvía energía de los procesos de crecimiento, inmunidad y reproducción, lo que puede conducir a una disminución de la resistencia a enfermedades a largo plazo. Sin embargo, este impacto no es uniforme en todas las especies. Los autores señalan que las diferencias anatómicas y neurofisiológicas en los órganos auditivos de especies especialistas y no especialistas determinan la dirección y magnitud con la que la exposición al ruido afecta a los parámetros de bienestar.

Especies como Cyprinus carpio (carpa común) están clasificadas como especialistas auditivos; poseen un aparato de Weber que conecta la vejiga natatoria con el oído interno, lo que les proporciona una mayor sensibilidad en comparación con especies no especialistas, como Salmo salar (salmón atlántico). En consecuencia, los especialistas son más propensos a percibir vibraciones submarinas en un rango de frecuencias más amplio, lo que los hace más susceptibles al estrés acústico.

Para contrarrestar los efectos perjudiciales del ruido mecánico, la revisión analiza el uso de la música como método de enriquecimiento ambiental. Los autores sostienen que la música es un estímulo acústico complejo y estructurado que transmite información específica en términos de frecuencia, amplitud y timbre.

La gran mayoría de los estudios realizados en peces teleósteos en RAS han utilizado música clásica, especialmente piezas melódicas de Mozart, con el objetivo principal de mejorar el crecimiento y la utilización del alimento. La revisión indica que estos tipos de música produjeron mayoritariamente un efecto calmante y estimulador del crecimiento. Por ejemplo, la investigación citada señala que la dorada (Sparus aurata) responde de forma sensible a diferentes piezas de música clásica, lo que puede mejorar significativamente su crecimiento y la eficiencia alimentaria.

No obstante, la revisión advierte que las características específicas del sonido son determinantes. Los autores señalan que los peces parecen capaces de distinguir entre sonidos estructurados y desordenados, respondiendo positivamente a estímulos dentro de un rango de frecuencias regular. Mientras que la música clásica y cultural generalmente ofreció beneficios, los sonidos desordenados —como el ruido urbano— provocaron respuestas negativas de forma constante. Además, el tempo de la música es un factor crítico. Los investigadores subrayan que la música de tempo lento aumentó el rendimiento del crecimiento, mientras que la música rápida indujo estrés y redujo la ingesta de alimento en ciertas especies.

De cara al futuro, los autores sugieren que las instalaciones podrían incorporar enriquecimiento ambiental basado en estímulos auditivos, específicamente música clásica con tempos lentos y elementos armónicos, para reducir el estrés. A medida que el sector acuícola se esfuerza por satisfacer la demanda alimentaria de una población mundial en crecimiento, la gestión del paisaje sonoro en las piscifactorías podría convertirse en un componente vital del desarrollo sostenible futuro.

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