
La restauración ambiental se presenta como una parte fundamental de la solución para garantizar que el crecimiento de la industria de la acuicultura no comprometa los ecosistemas locales y las áreas de donde se obtienen los recursos naturales necesarios.
Así lo consideran desde la Federación de Productores de Acuicultura Europea (FEAP) y desde el Instituto Internacional de Reconstrucción Rural (IIRR) que destacan en un artículo de opinión los desafíos ambientales que enfrenta la acuicultura, como la degradación del hábitat, la contaminación del agua y la pérdida de la biodiversidad. Estos problemas ambientales, como señalan, deben ser abordados de manera proactiva y prioritaria a medida que la industria se expande.
Para FEAP e IIRR la restauración ambiental es un componente esencial para lograr un equilibrio entre el crecimiento de la acuicultura y la preservación del medio ambiente. Ambas instituciones reconocen la importancia de la promoción de prácticas responsables que permitan satisfacer la creciente demanda de alimentos acuáticos sin poner en riesgo los ecosistemas naturales.
En un mundo donde la acuicultura es ya una realidad y una fuerza económica significativa, con una producción global que supera las 122,6 millones de toneladas en peso vivo, y más de 281.500 millones de dólares en valor, la innovación y las tecnologías desempeñarán un papel fundamental en la superación de los desafíos asociados a su crecimiento.
Una de las tecnologías que deberán ser tenidas en cuenta, como explican, es el Sistema de Recirculación en Acuicultura (RAS, siglas en inglés), que ofrece soluciones respetuosas con el medio ambiente ya que reducen significativamente el uso de agua y minimiza la descarga de desechos. En comparación con los sistemas tradicionales, señalan, estos sistemas pueden alcanzar intensidades de producción de 30 kilos de pescado por metro cúbico, “demostrando su eficiencia sin igual en la mitigación de los desafíos de escasez de agua dulce”.
Cuando se habla de la competencia por el espacio, la tecnología también permite ir a aguas oceánicas a producir peces, mejorando la aceptación social y minimizando el impacto ambiental.
La tercera tecnología a tener en cuenta es la multitrófica integrada que implica cultivar múltiples especies de forma combinada, y de distintos niveles tróficos, lo que permite, no solo mejorar la productividad, también mitiga el impacto de la acuicultura en la biodiversidad local y los ecosistemas.
Para seguir desarrollando la acuicultura de una forma tecnológica, como indican, es importante, la colaboración entre expertos de la industria, partes interesadas y comunidades locales para promover prácticas sostenibles. En este sentido, añaden, es importante promover políticas responsables y programas de capacitación que ayuden a promover la restauración ambiental y la adopción de prácticas sostenibles.