Los sistemas de acuicultura en recirculación (RAS) están representando una innovación significativa en la producción sostenible de peces y langostinos. En el caso de los peces planos como el rodaballo y el lenguado ha supuesto el despegue definitivo de este tipo de producción. Y en el caso de peces de rápido crecimiento como la seriola, también representa uno de los mejores sistemas para producirlos.
En el futuro, debido a las mayores restricciones ambientales y la posibilidad de ubicarlos próximos a los mercados de consumo, se ven como la solución definitiva.
Sin embargo, uno de los principales desafíos que actualmente enfrenta esta tecnología es la aparición de sabores desagradables, o "off-flavours", en algunos peces cultivados. El caso del salmón y la trucha arcoíris son los que más destacan, ya que estos sabores indeseables pueden afectar significativamente la aceptabilidad y comercialización de estos productos acuícolas.
Este sabor también se ha observado en tilapia, esturión o bagre y pueden sueden ser causados por una variedad de compuestos químicos que los peces absorben del agua, siendo los mejor identificados la geosmina y el 2-methylisoborneol, metabolitos secundarios producidos por ciertos tipos de cianobacterias y actinomicetos.
Otros procesos que producen este mal sabor en los peces están generados por algunos ingredientes del pienso y la gestión que se hace del mismo y que son el resultado de la degradación del pienso no consumido y las excreciones de los peces.
En este sentido, estudios realizados al respecto del mal sabor del pescado producido en sistemas de recirculación han desvelado que la presencia de compuestos volátiles como el sulfuro de dimetilo y el bis-metil-tio-metano contribuyen a este mal sabor del pescado.
La presencia de estos compuestos en el agua puede llevar a la acumulación en los peces afectando la aceptabilidad de los mismos, de ahí que antes de comercializarlos muchos productores siguen estrategias que permiten reducir el impacto. Uno de los métodos utilizados pasa por mantener en ayuna los peces y hacer un purgado del sistema.
Otro, el más innovador, busca adaptar los ingredientes y la estrategia de alimentación al sistema RAS. En este sentido se ha visto, en el caso de la trucha arcoíris cultivada en sistema RAS, que la reducción del fósforo en los piensos disminuye la concentración de geosmina en el agua de cultivo y, en consecuencia, en el pescado, debido a la reducción de ortofosfato excretado, un nutriente para las cianobacterias y otros organismos productores de geosmina.
La gestión de la alimentación es también otro aspecto importante a considerar. Las estrategias de alimentación adecuadas en RAS deben ir dirigidas a reducir compuestos como la geosmina.
Estudios realizados en tilapia han demostrado que proporcionar piensos ricos en lípidos pueden ayudar a la eliminación de compuestos como la geosmina mas eficazmente que manteniendo los peces en ayunas, debido a una mayor capacidad circulatoria para desplazar y eliminar este compuesto.
La otra opción pasa por mantener los peces en ayunas purgándolos con agua limpia. No obstante, durante ese periodo pueden perder peso, lo que no es deseable desde un punto de vista comercial.
Otra estrategia que ayuda a reducir el mal sabor del pescado cultivado en RAS pasa por el uso de antioxidantes naturales como vitaminas E y C. También puede ser interesante investigar la inclusión de compuestos aromáticos en los piensos, como los extractos de hierbas como el romero y el orégano, y compuestos volátiles basados en azufre derivados de microalgas, para mejorar las características de sabor del pescado.