El mundo de la biología marina y la acuicultura en España ha perdido a uno de sus grandes pioneros. José María San Feliu Lozano, destacado científico y experto en el cultivo del langostino, falleció el pasado 13 de mayo en su ciudad natal, Castellón, a los 91 años de edad.
Nacido en 1933, San Feliu se graduó en Ciencias Biológicas por la Universidad de Barcelona, iniciando una carrera que le llevaría a ser una figura clave en el desarrollo de la acuicultura en el país. Desde sus primeros pasos como becario en el CSIC en 1961, hasta su retiro en 1998, San Feliu dedicó su vida a la investigación marina, participando en diversos estudios y campañas.
Sus colegas y discípulos recuerdan ahora sus logros más significativos destacando que fue el primero, junto con Miguel Alcazar en desarrollar el cultivo del langostino autóctono, Penaeus kerathurus, un proyecto que comenzó en 1965 y culminó con éxito en 1969.
Este hito no solo colocó a España a la vanguardia de la acuicultura de langostinos por delante de italianos y franceses, también salvó al Instituto del Grao de la clausura, convenciendo a la Diputación Provincial de Castellón de la importancia de los estudios que se venían desarrollando y que ayudaron a promover la creación del Instituto de Acuicultura de Torre de la Sal (IATS), que hoy es un centro de referencia tanto nacional como internacional.
San Feliu realizó importantes publicaciones sobre biología y cultivo de langostino, siendo pionero en España del estudio de la especie Penaeus japonicus, que se convirtió en especie clave para el cultivo industrial.
Durante su dirección en el Instituto de Acuicultura Torre de la Sal desde 1972 hasta 1983, San Feliu no solo impulsó el desarrollo de infraestructuras avanzadas, reconocidas por la FAO, sino que también diversificó los cultivos del instituto, incluyendo especies como la lubina, la dorada y el lenguado.
La comunidad científica recuerda a San Feliu no solo por sus contribuciones científicas, sino también por su capacidad para inspirar a generaciones de investigadores. Sus negociaciones y esfuerzos no solo garantizaron la continuidad financiera del IATS, sino que establecieron becas de investigación que aún perduran.
José María San Feliu deja un legado imborrable en el campo de la biología marina, un legado que continuará inspirando a futuras generaciones de científicos marinos en España y más allá.