La disponibilidad de mano de obra se consolida como uno de los factores determinantes para la competitividad de la acuicultura marina en el Mediterráneo. Más allá del crecimiento productivo o de la incorporación de nuevas tecnologías, la presencia de personal joven y cualificado emerge como un elemento clave para sostener el desarrollo del sector, especialmente en un escenario marcado por la expansión de las granjas marinas hacia zonas abiertas y operativamente más exigentes.
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio que analiza la evolución de la producción y el valor económico de la dorada (Sparus aurata) y la lubina europea (Dicentrarchus labrax) en Grecia y Turquía durante el periodo 2003–2023. El trabajo relaciona estas tendencias con la evolución demográfica de ambos países y su impacto potencial sobre la sostenibilidad del sector acuícola.
Según los datos extraídos de las estadísticas de la FAO, Grecia partía en 2003 con una producción de dorada y lubina un 52,79 % superior a la de Turquía. Sin embargo, la evolución posterior ha sido claramente divergente. En 2008, ambos países alcanzaron niveles de producción similares, pero en los años siguientes la acuicultura turca experimentó un crecimiento mucho más acusado.
Entre 2003 y 2023, la producción conjunta de dorada y lubina aumentó un 53,52 % en Grecia, frente a un incremento del 734,67 % en Turquía. Como resultado, en 2023 Turquía superó a Grecia en un 34,84 % en volumen de producción y concentró aproximadamente el 64 % del total europeo de estas dos especies, mientras que la producción griega representó en torno al 22 %. En conjunto, ambos países aportaron más del 86 % de la producción europea de dorada y lubina.
Las diferencias resultan aún más pronunciadas al analizar el valor económico de la producción. En 2003, el valor de mercado de la dorada y la lubina procedentes de Grecia era un 39,2 % superior al de Turquía. Dos décadas después, la situación se invierte: en 2023, el valor económico de la producción turca fue un 43,7 % mayor que el de la griega. Ese año, Turquía concentró cerca del 62 % del valor total europeo de estas especies, frente a algo menos del 22 % correspondiente a Grecia.
El estudio vincula esta evolución a las dinámicas demográficas contrastadas de ambos países. Mientras que la población griega se redujo un 6,19 % entre 2003 y 2023, la población de Turquía creció un 28,66 % en el mismo periodo. Además, la diferencia en la edad media —33,5 años en Turquía frente a 46,8 años en Grecia— se presenta como un factor relevante para la disponibilidad de mano de obra en un sector intensivo en recursos humanos como la acuicultura marina.
El análisis estadístico muestra una fuerte correlación positiva entre el crecimiento poblacional y el aumento de la producción acuícola en Turquía, mientras que en Grecia la correlación es negativa. Según el autor, este contraste sugiere que la disponibilidad de recursos humanos puede estar influyendo de forma directa en la capacidad de crecimiento del sector, más allá de otros factores como la tecnología, el mercado o los costes de producción.
En un contexto de expansión de la acuicultura hacia zonas más expuestas y con mayores exigencias técnicas y de seguridad, el estudio subraya que la gestión de los recursos humanos debería incorporarse de forma explícita a las estrategias de planificación y desarrollo del sector.
La captación y formación de personal se perfilan así como un reto estructural para garantizar la sostenibilidad y la competitividad de la acuicultura marina en el Mediterráneo.

