
Las algas pueden ejercer un papel clave en la conservación medioambiental cuando se incorporan a la cadena alimentaria humana, ya que nos ayuda a reducir el impacto climático de nuestras dietas.
Una de las más producidas en Europa es el alga parda Saccharina latissima, también conocida como Royal Kombú originaria del Mar del Norte. El proyecto ProSeaweed, financiado por el Ministerio de Agricultura, Naturaleza y Calidad de los Alimentos de los Países Bajos, la Universidad de Wageningen ha analizado la viabilidad de utilizar el alga Kombu para la elaboración de hamburguesas y reemplazo de sal y como permite reducir el impacto ambiental.
Como suele ser habitual con las materias primas vegetales, en el estudio de ciclo de vida, el punto crítico, es decir, donde se produe mayor impacto es en el transporte.
Por su parte, el análisis del balance nutricional muestra que el consumo de 1 hamburguesa a la semana es el máximo recomendado debido al alto contenido de yodo del alga.
En el marco del proyecto se busca comprender cómo se puede modular la concentración de yodo en el alga a través de un buen manejo de la producción y el momento adecuado para la recolección, y así, reducir los riesgos de seguridad alimentaria.
North Sea Farmers están utilizando todos los conocimientos generados para comprender el impacto de su producción y evaluar la posibilidad de ampliar la cartera de productos y de especies de algas a emplear.
Como el transporte es uno de los generadores de mayor impacto, es importante desarrollar soluciones eficientes junto con el sector naviero.