ECONOMÍA AZUL

Hidroxiapatita marina: el oro blanco que emerge de los residuos del pescado

Mundial, 5/11/2025 | Este biomineral está al nivel de materiales de alta tecnología y lo sitúa en uno de los productos más rentables de la economía azul circular

Diente en dentista

Cada año, la industria pesquera mundial genera millones de toneladas de restos biológicos, una fracción significativa de los cuales proviene de escamas y espinas. Estos desechos, hasta ahora subutilizados, contienen hidroxiapatita , un fosfato cálcico que constituye el principal componente mineral de los huesos y dientes humanos. Su estructura y composición natural la convierten en una materia prima de enorme interés para la biomedicina, la odontología y la ingeniería de tejidos.

La hidroxiapatita puede ser uno de los biominerales más valiosos que se desperdician cada día y que la ciencia ha descubierto como de alto valor para la medicina del futuro por su biocompatibilidad y bioactividad.

A diferencia de las versiones sintéticas, el material obtenido de espinas de pescado presenta una morfología y una pureza que imitan de forma casi perfecta al tejido óseo humano, lo que facilita su integración en el organismo. Esto la convierte en un material ideal para implantes dentales, prótesis, injertos óseos y recubrimientos bioactivos utilizados en la regeneración de huesos.

El potencial económico también es notable. Mientras el carbonato de calcio —otro biomineral marino— se vende por menos de un euro el kilo, la hidroxiapatita de grado biomédico puede alcanzar precios que oscilan entre 500 y 2.000 euros por kilogramo, dependiendo de su pureza y de su aplicación. Un valor que la sitúa al nivel de materiales de alta tecnología y la convierte en uno de los productos más rentables de la economía azul.

Japón y Noruega lideran la producción a partir de residuos de salmón, transformando toneladas de espinas en polvo de hidroxiapatita destinado a la fabricación de prótesis y productos odontológicos. En el sur de Europa, especialmente en España y Portugal, varios proyectos piloto exploran cómo integrar este proceso en las cadenas de valor de la industria pesquera, combinando innovación biotecnológica y sostenibilidad ambiental.

La obtención del mineral no solo supone una oportunidad económica, sino también un avance ambiental. Tradicionalmente, los desechos de pescado son una fuente de contaminación y malos olores cuando se descartan en vertederos o al mar. Su valorización en forma de biominerales de alta pureza reduce la carga contaminante y promueve la economía circular, donde nada se desperdicia y todo se transforma.

Para los investigadores y emprendedores del sector, la hidroxiapatita marina representa un símbolo del cambio de paradigma: del residuo al recurso, de la contaminación a la innovación. Lo que antes era un subproducto sin valor ahora se perfila como un material estratégico para la medicina regenerativa del siglo XXI.

Así, en las profundidades del mar y en los restos de la industria pesquera, emerge una nueva veta de riqueza: un oro blanco biológico que une ciencia, sostenibilidad y futuro.

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