CIENCIA

Ingredientes alternativos: Proteínas de insectos o unicelulares, ¿Cuál es la mejor opción en términos de huella de carbono?

Noruega, 12/03/2025 | Estudios sobre el ciclo de vida muestran que no solo el tipo de proteína influye en su impacto ambiental, sino también los procesos asociados a su producción

Tubos ensayo microalgas

La necesidad de la industria para reducir la dependencia de ingredientes tradicionales como la harina y el aceite de pescado, así como de proteínas y aceites vegetales, ha llevado a la exploración de fuentes proteicas alternativas. De las cinco categorías en las que pueden dividirse estas fuentes alternativas: proteínas de insectos, unicelulares (microalgas, levaduras y bacterias), proteínas marinas, subproductos animales terrestres y proteínas vegetales, ¿Cuál considera la literatura científica reciente que es la que tiene mayor potencial como reemplazo adecuado de los ingredientes tradicionales?

Un estudio reciente publicado en Aquaculture Reports analiza el impacto ambiental de estas fuentes utilizadas en la alimentación de salmón Atlántico (Salmo salar), centrándose en su huella de carbono a través de un Análisis de Ciclo de Vida (Life Cycle Assessment). Este trabajo, aunque aplicado en el salmón como especie modelo, permite una extrapolación a otros peces carnívoros de interés en acuicultura.

El estudio se basó en un análisis sistemático de la literatura en dos pasos, un enfoque que permitió garantizar la rigurosidad y fiabilidad de los hallazgos. En la primera fase, los investigadores realizaron una búsqueda exhaustiva de publicaciones científicas relevantes en bases de datos especializadas. Luego, en la segunda fase, aplicaron criterios estrictos de selección para identificar los estudios más relevantes y de mayor calidad, asegurando así que las conclusiones se basaran en información científica sólida.

Según la literatura científica revisada, las proteínas de insectos y las proteínas unicelulares son las que presentan mayor potencial como reemplazo adecuado de los ingredientes tradicionales, debido a su composición nutricional y su creciente viabilidad comercial.

No obstante, el uso de estas fuentes alternativas enfrenta barreras para su adopción masiva. Entre los principales desafíos identificados se encuentran los costos de producción, la escalabilidad y la aceptación por parte de la industria y los consumidores.

Uno de los puntos clave, según destacan investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, está en que los estudios de Análisis de Ciclo de Vida permiten comparar el impacto ambiental de las distintas fuentes proteicas a lo largo del ciclo de producción.

Entre los hallazgos clave, el estudio destaca que las actividades que más contribuyen a la huella de carbono de las proteínas alternativas incluyen la producción de sustratos para la cría de insectos y la energía empleada en el procesado de ingredientes. Esto indica que no solo el tipo de proteína influye en su impacto ambiental, sino también los procesos asociados a su producción.

En el caso de los insectos, los resultados obtenidos en estos estudios muestran que las actividades más significativas en la huella de carbono incluyen, “la producción de sustratos para la cría de insectos, así como la energía utilizada en las etapas de producción o procesado”.

Estas proteínas, por ejemplo, la de mosca soldado negra (Hermetia illucens), muestran una amplia variabilidad en sus emisiones de CO₂, oscilando entre 0,1 y 49 kg de CO₂ equivalente por kg de proteína, dependiendo del sustrato y de la tecnología empleada en su proceso.

Por otro lado, dentro de las proteínas unicelulares, las microalgas como Tetraselmis suecica y Phaeodactylum tricornutum mostraron valores de huella de carbono relativamente bajos en comparación con otras opciones, mientras que la producción de Chlorella vulgaris tuvo una de las huellas de carbono más altas (hasta 462,5 kg de CO₂ eq/kg de proteína) debido a su alta demanda de electricidad en la producción.

El caso de las proteínas animales de origen terrestre es significativo, ya que, contrariamente a lo que se podría pensar, presentan en casos como la harina de plumas hidrolizadas, una menor huella de carbono que los insectos y las proteínas marinas, aunque su uso sigue siendo limitado en Europa debido a restricciones regulatorias.

En cuanto a las proteínas vegetales, Camelina sativa destacó como una opción prometedora, con una huella de carbono que varía entre 2,02 y 5,34 kg de CO₂ eq/kg de proteína, dependiendo del uso de fertilizantes y del consumo de combustible en la producción de semillas.

Aunque los investigadores reconocen que algunas de las alternativas propuestas podrían reducir la huella de carbono si se optimizan sus procesos de producción y se reduce la demanda energética en ingredientes como microalgas y proteínas de insectos, los obstáculos todavía siguen siendo importantes.

Referencia:

Cantillo, J., & Deshpande, P. C. (2024). Carbon footprint of alternative protein sources for Atlantic salmon (Salmo salar) feed: A review of life cycle assessment studies. Aquaculture Reports, 30, 101689.

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