NUEVOS INGREDIENTES

Insectos, algas y proteína celular: Nuevos ingredientes para un futuro acuícola prometedor

La acuicultura es la ganadería más sostenible de todas en términos de huella de carbono, consumo de agua y tierra de labor y lo será mucho más en los próximos años gracias al impulso de la investigación y el desarrollo tecnológico.

Larvas del gusano de la harina (Tenebrio molitor)

La producción de alimentos azules a través de prácticas acuícolas sostenibles se considera un asunto estratégico en Europa, tanto en términos de seguridad alimentaria como en creación de empleo en zonas costeras y rurales.

La acuicultura es la ganadería más sostenible de todas en términos de huella de carbono, consumo de agua y tierra de labor y lo será mucho más en los próximos años gracias al impulso de la investigación y el desarrollo tecnológico. Un importante número de investigadores y empresas están realizando su mejor esfuerzo para incorporar nuevos ingredientes circulares no competitivos con el consumo humano directo, como son los insectos, las algas y la proteína unicelular.

Los insectos son uno de los mejores ejemplos de economía circular ya aprovechan subproductos agroindustriales de difícil reintroducción en el sistema alimentario y los convierten en proteína de alto valor nutricional.

Aunque cada vez se está más cerca para introducir la materia prima de insecto en las dietas para peces, falta por identificar las especies de insectos que aportan mayor valor nutricional. También se tiene que trabajar en los sustratos más adecuados para nutrición piscícola.

En el plano regulatorio también se está trabajando para incorporar nuevas materias primas que sirvan de sustrato par alimentar a los insectos. Aquí será importante que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y la Plataforma Internacional de Alimentos y Piensos de Insectos trabajen de manera coordinada para establecer normas que permitan el uso de proteínas animales terrestres y de pescado como sustrato.

Las algas representan un ejemplo de acuicultura para la acuicultura. Producir algas y microalgas para alimentar peces y mariscos es indiscutiblemente una de las formas más sostenibles de seguir haciendo crecer la producción de alimentos azules. Las algas no compiten en la alimentación humana, son considerados sumideros azules de CO2 y no compiten en el uso de tierra de agricultura o agua.

Tienen un alto valor nutricional en términos de proteínas, azúcares y lípidos poliinsaturados tipo Omega-3. Actualmente se están desarrollando numerosos proyectos para producir microalgas, sin embargo, los altos costos de cultivo y obtención de biomasa siguen siendo uno de los principales frenos de la expansión industrial.

Dentro de la categoría ‘microalgas’ los proyectos con escala comercial más avanzados son aquellos en los que se cultiva Schizochytrium un organismo unicelular eucariota de la familia Thraustochytriaceae. Este microorganismo unicelular es rico en ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 DHA.

Bacterias y levaduras son otro de los microorganismos más interesantes por su capacidad para convertir CO2, metano y amoniaco en proteína de alto valor nutricional. La investigación está muy avanzada y la escala comercial ya es posible.

Un futuro prometedor que dependerá para su éxito de la capacidad de la Unión Europea para adaptar la regulación a los nuevos cambios que se exigen y a los actores en la cadena de valor y al consumidor por aceptar este tipo de materia prima en la alimentación. En este punto será importante el compromiso por el uso de materia prima de calidad y de que el proceso se haga con la máxima transparencia.

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