
Investigadores de la Escuela Politécnica Superior de Linares (EPSL), en colaboración con la Universidad de Almería, han desarrollado un nuevo método sostenible y escalable para la obtención de biomoléculas colorantes a partir de microalgas. El trabajo forma parte del proyecto ALGAHUB, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (TED2021-131555B-C21).
El proceso, orientado a una producción media-gran escala, permite extraer ficoeritrina (B-PE), un pigmento fotosintético con propiedades antioxidantes, antimicrobianas y antiinflamatorias, a partir del alga roja Porphyridium cruentum. Su potencial aplicación abarca sectores como la alimentación, la cosmética o la agricultura.
Las algas marinas, destacan los investigadores, presentan ventajas claras para la producción sostenible: capturan CO₂, crecen con rapidez, pueden cultivarse en tierras no aptas para agricultura convencional y utilizando aguas no potables, como las marinas o residuales.
El procedimiento desarrollado consta de dos etapas: una clarificación por choque osmótico seguida de un fraccionamiento con membranas. Según explica Ruperto Bermejo, responsable del proyecto, “este método es sencillo, sostenible y escalable, lo que facilita la purificación del pigmento B-PE en grado alimentario para aplicaciones industriales”.
Mediante ultrafiltración tangencial se logró obtener ficoeritrina con una pureza de 0.7 (grado alimentario) y un rendimiento global del 71%. La membrana que mejores resultados ofreció fue la de 10 kDa, y la estabilidad del pigmento se incrementó con el uso de aditivos alimentarios naturales como el carragenano.
La ficoeritrina (B-PE) es un pigmento hidrosoluble de color rosado con interés creciente como colorante natural frente al rechazo del consumidor a los aditivos sintéticos. Además, se le atribuyen beneficios para la salud por su actividad antioxidante y potencial anticancerígeno.
El mercado de la ficoeritrina se encuentra en expansión. Según estimaciones, crecerá a una tasa anual compuesta del 6,2% hasta 2032, pasando de los 4,2 millones a 7,6 millones de dólares.
Aunque existen métodos tradicionales para su recuperación, estos requieren múltiples etapas y presentan dificultades de escalado. Las tecnologías de membranas, utilizadas en este nuevo enfoque, ofrecen ventajas como bajo impacto ambiental, ausencia de cambios de fase o aditivos químicos, y posibilidad de reutilización de subproductos.