
El de los piojos de mar que infectan al salmón Atlántico en costas de Noruega no es un problema menor y por eso, un consorcio de científicos liderados por el Instituto Noruego de Investigación en Pesca, Acuicultura y Alimentos (NOFIMA) está trabajando en posibles aplicaciones para reducir este impacto en sus granjas que, en la mayoría de los casos representan un coste adicional a la cuenta de resultados.
Cuando se trata de NOFIMA y del Rosling Institute de Reino Unido, los estudio que realizan siempre tienen una alta carga científica aplicada en la industria acuícola, y no debe ser para menos ya que los tratamientos actuales contra el piojo generan 500 millones de euros en costes.
Los investigadores han observado que los salmones del Pacífico, como el salmón coho o el rosado, tienen una mayor capacidad para repeler a los piojos y consideran que podría existir una base genética que les haga menos proclives a ser infectados por este parásito.
La idea es, por tanto, encontrar qué es revelar las diferencias genéticas entre los salmones de uno y otro lado del mundo y qué es lo que los hace ser más resistentes a estos piojos. Posteriormente, y a través de la edición genética con CRISP/cas9 hacer salmones más saludables y, en definitiva, mas rentables.
Se trata, por tanto, de un proyecto ambicioso financiado a través del Norwegian Seafood Research Fund (FHF) que no es para nada sencillo de llevar a cabo ya que las técnicas de edición genética son aun muy novedosas en acuicultura.
Los investigadores tendrán, por una parte, que identificar qué sustancias son las que producen los salmones para repeler a los piojos y cómo son producidas y qué genes involucran. Posteriormente, a escala laboratorio probarán diversas opciones para “alterar” estos genes a través de CRISPR-Cas9 y, si todo sale bien, pasar a una escala mas industrial.
Esta herramienta de edición, no obstante, genera controversia ética en Europa, y especialmente en Noruega, ya que está considerada como modificación genética, aunque no lo sea. Por tanto, cualquier aplicación en la industria tendrá que contar con las partes interesadas, comercializadores, público en general, Administración e industria.
Para ello, los investigadores invitarán ONGs y otras partes interesadas en la producción acuícola para debatir sobre las consecuencias sociales y éticas de la investigación y las posibles consecuencias que esta aplicación podría tener.
Cabe destacar que, además del NOFIMA, en el proyecto participan el Roslin Institute de la Universidad de Edimburgo, el Instituto de Acuicultura de la Universidad de Stirling, el Rothamsted Research, del Reino Unido; la Universidad de Melbourne en Australia, la Universidad de la Isla Príncipe Edward, en Canadá; el Laboratorio de Ciencias Oceanográficas Bigelow; la Universidad de Gothenburg, en Suecia, el Instituto de Investigaciones Marinas de Noruega; así como Benchmark Genetics y Salmar como socios industriales.