Investigadores del departamento de Biología de la Universidad de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Noruega, a través de un estudio del asombroso desarrollo embrionario del salmón Atlántico nos recuerda que la vida acuática es un viaje lleno de desafíos.
El estudio ha trazado una línea de tiempo simplificada que ha servido para descubrir datos relevantes relacionados con la baja tolerancia al estrés mecánico de los embriones del salmón desde la fertilización hasta llegar a la conocida etapa de “ojo”, que es el momento que los salmones comienzan a ver y responder a estímulos visuales en el entorno.
Antes de alcanzar esta etapa, la fragilidad y delicadeza de los embriones no hace recomendable la manipulación, ya que cualquier interferencia en esta etapa crítica altera su desarrollo.
Los resultados del estudio han sido perfectamente documentados en una publicación científica en la revista Aquaculture y ha permitido a los investigadores llegar a interesantes conclusiones.
Por ejemplo, que la sensibilidad a coques mecánicos aumenta desde la fertilización hasta la gastrulación, que es cuando se alcanza la máxima sensibilidad. Después de que se cierre el blastoporo, la sensibilidad disminuye hasta que se alcanza la etapa de “ojo”, anteriormente señalada, donde no se observa mortalidad.
Es de común conocimiento en todas las especies de cultivo que, durante el desarrollo larvario, se debe intentar no manipular los huevos después de la fertilización. Este patrón de comportamiento se viene observando en otras especies de peces, lo que ayuda a comprender cómo se debe actuar en otros casos y permite mejorar las prácticas de manejo en piscifactorías.