La tecnología de edición genética como CRISPR (Repetición Palindrómica Corta Agrupada y Regularmente Interespaciada) es una herramienta revolucionaria por su capacidad para editar genes con precisión, y tiene un gran potencial en diversos campos, como la medicina, la agricultura, la ganadería y, como no, la acuicultura.
A través de esta herramienta se puede mejorar el bienestar de los peces, los atributos nutricionales y la eficiencia de la producción, lo que repercute en beneficios para la sostenibilidad ambiental.
Cuando se habla de edición genética CRISPR-Cas9 se debe tener en cuenta que no estamos hablando genes de una especie en otra. En el caso de CRISPR-Cas9, lo que se hace es utilizar una tecnología precisa y específica que permite la modificación directa de secuencias de ADN de la misma especie. Esto se consigue sin afectar otras partes del genoma, de ahí que sea una tecnología segura.
La regulación y la aceptación pública de esta tecnología varia según la región y la aplicación específica. Europa es una de las más restrictivas, lo que pone a las empresas que aquí en clara dificultad competitiva frente a las de otras regiones, donde la regulación es mas permisiva.
Aun tratándose de una tecnología altamente segura, como señalan investigadores noruegos de NOFIMA, australianos de la Universidad de Deakin, y británicos en la Universidad de Edimburgo, se deben tener en cuenta los posibles efectos secundarios que se planteen, entre otros, la introgresión genética en poblaciones silvestres. Sin la mitigación de estos riesgos, se puede producir una rápida erosión de la aceptación pública de las especies editadas.
En este contexto de beneficios y riesgos, los investigadores han publicado en la revista científica Reviews in Aquaculture el trabajo “A guide to assess the use of gene editing in aquaculture” en el que incorporan nueve consideraciones clave como los impactos genéticos, los ecológicos, la mitigación del riesgo de enfermedades, la naturaleza de la edición, la huella ambiental, el bienestar animal, la nutrición humana, e implicaciones éticas para los negocios y el impacto en las comunidades locales.
Como señalan, cuando se aplica caso por caso, este marco ayuda a identificar cómo la edición genética de una especie cultivada puede mejorar la producción y los beneficios nutricionales, al tiempo que se minimizan los daños al bienestar animal, el medio ambiente y la sociedad.
Las percepciones públicas sobre la acuicultura y las tecnologías de edición genética son divisivas. Científicos, autoridades reguladoras, productores y criadores de acuicultura deben ser transparentes para que los consumidores estén bien informados sobre la edición genética y las diferentes perspectivas. Antes de embarcarse en proyectos de edición genética, es necesario considerar si las ediciones aportan beneficios para la salud humana, el bienestar animal, la seguridad alimentaria, los entornos naturales y las comunidades locales, o si simplemente aumentarán las ganancias.
Como explican, la edición genética tiene el potencial de ofrecer soluciones a algunos de los problemas más difíciles en la acuicultura, pero el sector acuícola debe evaluar profundamente las diversas consecuencias positivas y negativas de esta nueva tecnología. Gobiernos, investigadores, comunidades indígenas, consumidores e industria deben trabajar juntos para evaluar los méritos de la edición genética caso por caso.