CAMBIO CLIMÁTICO

La acuicultura continental portuguesa en grave riesgo por los episodios de calor y sequía

Lisboa, 7/08/2025 | Desde hace una década la producción continental se mantiene estable en 905 toneladas, el 5% del total

Cinfães, Portugal

Aunque Portugal es un país con larga tradición en el cultivo de trucha arcoíris desde que en 1960 se instaló la primera granja en el río Coura, tiene una producción limitada a 905 toneladas. Una cifra que se ha mantenido estable con pequeñas oscilaciones desde entonces y que representa un modesto 5% del total de 18.822 toneladas contabilizadas en 2022.

Esta producción en el interior del país son una muestra del retraso en el crecimiento de su acuicultura continental respecto a la marina. Además, la situación en los últimos años se ve agravada y amenazada por las condiciones cada vez más extremas de calor y aridez desde que existen registros.

El mes de julio de 2025 ha sido calificado por el Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera (IPMA) como “muy cálido y muy seco” en todo el territorio continental con temperaturas medias de 23,6ºC-un grado por encima de la media histórica y noveno julio más cálido desde 1931-y solo 3,3 mm de precipitaciones, un 33% de lo habitual y la séptima cifra más baja desde 2000.

La escasez de agua ha llevado al 62 % del país a sufrir sequía débil y al 5 % a padecer sequía moderada. Los embalses, esenciales para abastecer pozos y fuentes de captación de las granjas, presentan 22 de 80 cotas críticas de almacenamiento, mientras que 21 masas de agua subterránea en Alentejo y Algarve están en situación más grave incluso que en 2005.

Con la sequía y las mayores temperaturas presionando, se puede llegar a alcanzar los umbrales fisiológicos de la trucha arcoíris que muestra un óptimo crecimiento entre 15-20ºC. A partir de los 21 grados ya muestra estrés crónico y mayor susceptibilidad a enfermedades y umbrales agudos de mortalidad a partir de los 23 grados.

Esta situación en un sector continental altamente fragmentado y caracterizado por pequeñas empresas deja poco margen para emprender inversiones de modernización de infraestructuras y la escalabilidad de las explotaciones.

Según el Registro Nacional de Productores Aquícolas (RNPA) gestionado por la Direcção-Geral de Alimentação e Veterinária, en 2023 estaban activas 41 explotaciones de agua dulce, una cifra ligeramente inferior a la de años anteriores debido al cierre de pequeñas granjas menos rentables.

El volumen de negocio estimado para la producción de 905 toneladas es de 5-6 millones de euros anuales, dando empleo a 200 trabajadores en zonas rurales, sin contar la cadena de valor asociada entre procesadores, distribuidores y equipamiento.

La solución para afrontar el futuro pasa por la adopción de sistemas de recirculación acuícola (RAS, por sus siglas en inglés) capaces de reducir la dependencia de agua en un 90% y la diversificación hacia especies con mayor tolerancia al estrés térmico.

¿Dónde pueden acudir las empresas continentales para financiar sus proyectos? Portugal dispone de dos fuentes de financiación pública principales: el Fondo Europeo Marítimo, de la Pesca y de la Acuicultura (FEMPA) dotado con 392,6 millones de euros, de los cuales el 35,8% está destinado a acuicultura sostenible; y el Plan para la Acuicultura en Aguas de Transición y el programa AdaPT del IPMA que cuenta con subvenciones específicas para apoyar inversiones de modernización de infraestructuras y formación técnica.

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