Los arrecifes de coral son los ecosistemas marinos más diversos de la Tierra, lo que le ha merecido el sobrenombre de ‘selvas del mar’ y, también, son los más amenazados del mundo como consecuencia de los efectos del cambio climático y el calentamiento de los océanos.
Ocupan menos del 0,1% de la superficie de la Tierra y, con una tendencia decreciente, debido a la fuerte presión que se ven sometidos como consecuencia de los impactos acumulativos que están recibiendo.
Mientras no se reviertan las situaciones que están afectando tan severamente a los arrecifes de coral, varias voces alertan de la necesidad de recurrir a la acuicultura a gran escala como solución restaurativa.
Como es bien sabido, estos arrecifes bióticos son estructuras de carbonato cálcico formadas por la secreción de los corales, que son animales invertebrados marinos con pólipos, que albergan de forma simbiótica, una gran variedad de formas de vida microscópicas. El ambiente donde mejor se desarrollan son aguas cálidas y poco profundas, con acceso a pocos nutrientes, de ahí la fragilidad de estas formas de vida a los cambios en las condiciones físico químicas del medio.
Aunque los microorganismos mejor estudiados son los dinoflagelados endosimbióticos de la familia Symbiodiniaceeae, que les proporcionan nutrientes adquiridos de su fotosíntesis al coral, existe toda una comunidad diversa y compleja de bacterias que forman parte del microbioma.
Para aumentar el volumen de corales se suelen seguir tanto estrategias asexuales, de fragmentación, como sexuales de asentamiento de larvas. La primera es la más usada para el comercio de acuariología, mientras que el segundo, se emplea más con fines de investigación.
A medida que aumente la demanda de corales de acuicultura, crece la escala comercial de las instalaciones, lo que obliga a seguir estrategias adecuadas para identificar, seleccionar y administrar protocolos específicos para su propagación.
Por otra parte, los corales son animales mixotróficos, lo que quiere decir que para alimentarse utilizan diversas estrategias dependiendo de la cantidad de nutrientes disponibles. Cuando es posible lo hace de forma autotrófica, haciendo uso de las microalgas endosimbióticas alojadas dentro del organismo; y cuando no es posible, lo hace de manera heterotrófica, alimentándose de las partículas que captura en la columna de agua. Esta ambivalencia también será interesante para su estudio ya que abrirá nuevas oportunidades a los formuladores de alimentos.
Algunas especies de corales cuando están en niveles subóptimos por una nutrición deficitaria o exceso de estrés, generan enfermedades que deben ser tratadas. Para evitar este tipo de escenarios, se está trabajando en el desarrollo de probióticos, aunque esta es una línea de estudio incipiente.
Como puede intuirse por la gran cantidad de desafíos que se plantean, hay mucho trabajo por hacer para mejorar la acuicultura de corales a gran escala.