El salmón Atlántico resiste cualquier crisis. Lo hemos visto durante la COVID-19 y ahora con la actual coyuntura inflacionista. Varias son las razones que están detrás de este éxito de la acuicultura. Su sabor y valores nutricionales en proteínas de alta digestibilidad y grasas saludables omega-3, así como su versatilidad en la cocina son algunas de ellas.
La popularidad alcanzada en las últimas décadas hace que tenga una demanda en crecimiento que no está siendo satisfecha en la misma medida por la producción mundial.
Noruega y Chile, los mayores productores de salmón del mundo se encuentran ante el dilema de cómo hacer crecer su producción con los sistemas tradicionales de engorde en jaulas; mientras, nuevos métodos de producción aparecen como actores secundarios.
Carl-Emil Kjølås Johannessen, banquero de inversion en Pareto Securities AS de Noruega explicó recientemente durante la reunión de miembros de IFFO (Organización de Ingredientes Marinos) a la que asistió misPeces que la producción de salmón para 2050 deberá duplicarse para satisfacer la creciente demanda.
En el medio plazo, es decir hasta 2030, y teniendo en cuenta el crecimiento un 4,5%, representará pasar de 2,9 millones de toneladas a 4,3 millones de toneladas. ¿Cómo se conseguirá alcanzar este mayor volumen? Una parte, señaló el experto a través del cultivo convencional en jaulas en países que están demostrando un mayor crecimiento. Este modelo de producción será capaz de cubrir con 753 000 toneladas extra en el periodo indicado.
La otra parte vendrá de nuevos sistemas de producción como las plantas de smolitificación en tierra que cubrirán 149 000 toneladas; granjas de ciclo completo bajo techo, que aportarán 189 000 toneladas; sistemas offshore alejados de la costa en aguas oceánicas con 190 000 toneladas; y granjas cerradas en el mar con 125 000 toneladas.
Para llevar a cabo esta “transición en el modelo de producción” a sistemas “en tierra”que se encuentran “cerca de la cosecha comercial”, explicó Johannessen, “la financiación sigue siendo un problema para la mayoría, por no decir todas, estas compañías”.
“El coste de las diferentes tecnologías decidirá a largo plazo”, explicó señalando cómo los costes de inversión siguen siendo muy altos en el caso de los sistemas de recirculación en tierra respecto al resto de tecnologías.
Esperamos que tanto los cotes de inversión (CAPEX) como los operativos (OPEX) de las nuevas tecnologías “disminuyan eventualmente hasta alcanzar niveles rentables”, señaló al respecto.
Carl-Emil Kjølås Johannessen considera que los grandes beneficios que están obteniendo las empresas soportan las inversiones en nuevas tecnologías. Sin estas, el crecimiento no será el esperado y bajará del previsto de 4,5% anual a un 2,5%, según sus cálculos.
Por otra parte, adelantó que los costes de producción esperan estabilizarse en 50 NOK (4,21 euros) por kilogramo en Noruega. Una subida de costes principalmente promovida por los altos precios de las materias primas en 2022. Ahora con el aceite de colza y de soja más cerca de los precios promedio de 2021 parece que se está encontrando el tope.