MEDIO AMBIENTE

La cerceta pardilla, el ánade más amenazado de la península Ibérica, aumenta su población gracias a la granja de Pistresa en Trebujena

La acuicultura de esteros ha sido puesta como claro ejemplo de cómo producir alimentos y preservar el legado faunístico no solo es posible, si no que es recomendable

Cerdeta pardilla de PistresaCerceta pardilla en Pistresa /Foto: Esteros del Guadalquivir

El Puerto de Santa María 23/10/2020 – De todas las especies de ánades de la península Ibérica hay una que especialmente llama la atención de los ambientalistas por estar catalogada en “peligro de extinción” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Se trata de la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirorstris) un ave de poco mas de 39 centímetros de largo, con plumaje en tonos pardos claros con moteado blanquecino.

La que no hace tanto tiempo era común en la región Mediterránea difícilmente hoy se deja ver en algunos enclaves concretos del sur de la península Ibérica, Sicilia y el norte de África. Uno de esos sitios privilegiados es el de la granja piscícola de Pistresa, en la Reserva Ecológica de El Codo de la Esperraguera, en el término municipal de Trebujena, en la provincia de Cádiz, y en el entorno del Parque Natural de Doñana. Esta granja de acuicultura se ha convertido en el hogar de esta especie y ha sido puesto de ejemplo de cómo a través de una buena gestión del entorno natural se pueden producir alimentos saludables para el hombre y un entorno con condiciones idóneas para el anidamiento de aves.

Aunque no es el único ejemplo que se podría poner, si es uno de los más significativos por la gestión que se ha llevado en la conservación, mejora del hábitat y gestión del agua del entorno.

Como puso de manifiesto Macarena Algarín, representante de Pistresa a lo largo de la jornada virtual “Interacción entre Acuicultura y Medio Ambiente” del proyecto Aqua&Ambi, cada año se crían en la granja de manera natural y silvestre 10 parejas reproductoras. Esta cifra representa el 48 por ciento de la población reproductora andaluza, y que representa el 40 por ciento de la población europea de esta especie.

Junto con la cerceta en el entorno crían más de una docena de especies de aves de interés ornitológico y conservacionista lo que pone de manifiesto cómo a través de un estero de cultivo semi-intensivo se favorece ele fomento de la avifauna.

Esto ha sido posible, como comentó Algarín, gracias a la colaboración y la buena disposición entre el sector productivo acuícola y la administración andaluza para llevar a cabo un proyecto de adecuación de espacios para la avifauna y la mejora de las condiciones de avistamiento de aves.

El caso de Pistresa, como dejó claro el experto de la Universidad de Cádiz, Gonzalo Muñoz Arroyo, permite poner como ejemplo de cómo la acuicultura ayuda a fomentan la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, además de permitirnos un aprovechamiento sostenible del entorno para producir alimentos. Lo mejor, en estos casos es poder recuperar áreas húmedas degradadas para darle la doble funcionalidad de producción piscícola y conservación ambiental.

Aunque está claro que desde el punto de vista ornitológico lo ideal sería que todo el espacio se destinara a la proliferación de las aves, desde un punto de vista de compatibilidad de los distintos usos sostenibles del espacio natural, la acuicultura se complementa especialmente bien con el entorno.

Te puede interesar