
La demanda mundial de omega-3 sigue creciendo a un ritmo mayor que la capacidad de suministrarlo a través de métodos convencionales como el aceite de pescado. Varias son las circunstancias detrás de este déficit generado en los últimos años, el principal, la menor producción en Perú debido al fenómeno de La Niña.
Así se puso de manifiesto ayer durante la reunión de miembros de IFFO (Organización de Ingredientes Marinos) que se celebra esta semana en Madrid a la que ha asistido misPeces.
Según los datos aportados por los expertos, la demanda de omega-3 EPA y DHA crece a un ritmo de 2,6% animada por la conciencia de los consumidores sobre los beneficios para la salud de estos ácidos grasos. Mientras, la oferta lo hace a 1,7%.
Como explican, los productos de omega-3 se utilizan en una amplia variedad de aplicaciones, desde suplementos alimenticios hasta alimentos fortificados y productos farmacéuticos.
En los últimos años, el sector que más está tirando de la demanda es el de los suplementos alimenticios. En menor medida que lo esperado, el de los usos farmacéuticos. Otro sector en el que se está observando un crecimiento alto es en el suministro para mascotas.
Aunque las capturas de anchoveta en Perú han sido aceptables durante el último trimestre de 2022, la “excepcional” situación provocada por El Niño en este país ha hecho que se haya producido menos aceite de pescado.

En 2022, según datos aportados por Aldo Bernasconi, Vicepresidente de Ciencia de Datos de GOED, la demanda de aceite de pescado crudo fue de 232 539 toneladas, un 2,2% más que en el año anterior. Si esta tendencia continúa creciendo en torno al 2,5%, se espera que para 2025 la demanda alcance las 250 179 toneladas.
La principal fuente de aceite crudo de pescado seguirá siendo las pesquerías de peces pelágicos, así como los co-productos de la industria transformadora de pescado que aportará aproximadamente 152 432 toneladas del total. El resto vendrá de una lista de opciones innovadoras.
Esta brecha entre la capacidad de producir omega-3 por métodos tradicionales como el aceite de pescado y la demanda, es una puerta de entrada a fuentes novedosas. Las que están mejor posicionadas en este caso son las de origen vegetales OGM y las de algas. Entre las dos, sin embargo, la mayor de potencial de crecimiento parece ser la de origen microalgal, ya que la de organismos vegetales modificados genéticamente tiene una baja aceptabilidad social y mayores barreras regulatorias.
Bernasconi explicó que los valores unitarios de omega-3 EPA/DHA se dispararon desde mediados de 2022, debido a la “combinación de precios más altos del aceite de pescado y precios unitarios más bajos del aceite de colza”. Los valores unitarios para varias procedencias tienden a “seguirse bastante bien y ahora están al mismo nivel”, señaló.
Mientras, del lado de la demanda el consumo continúa alto a pesar de los precios elevados, lo que evidencia el papel estratégico de esta materia prima.
La alternativa a este déficit podría provenir de la producción de microalgas, que son vista como un potencial sustituto en términos de omega-3 EPA y DHA. Sin embargo, esta producción todavía no está dando señales de “estar despegando” en términos de volumen. También está teniendo una “aceptación” limitada en la cadena de valor.