
En un contexto marcado por la escasez de harina de pescado y el encarecimiento de las materias primas, la fermentación microbiana de ingredientes para piensos acuícolas se perfila como una de las líneas más prometedoras para avanzar hacia una acuicultura más sostenible y rentable. Esta tendencia responde a la necesidad urgente de encontrar alternativas proteicas eficaces que reduzcan la presión sobre los recursos marinos y mantengan el rendimiento productivo de las explotaciones.
Estos ingredientes, que ya se están aplicando en especies como tilapia, trucha arcoíris y dorada, o lubina europea, y aún en desarrollo, ofrecen ventajas nutricionales de mayor digestibilidad y biodisponibilidad, inmunológicas y ambientales al mejorar la calidad del agua en los sistemas acuícolas.
Las líneas con mayor proyección abarcan la fermentación de fuentes vegetales, como la harina de soja, el salvado de trigo o el maíz, que tras el proceso microbiano mejoran su digestibilidad y reducen factores antinutricionales como los fitatos o inhibidores enzimáticos. A nivel práctico, se ha observado en pruebas de alimentación de juveniles de rodaballo (Scophthalmus maximus) que se pueden alcanzar niveles de sustitución de 45% de harina de pescado sin pérdida de rendimiento.
Otros estudios con trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss) ha demostrado que la inclusión de harina de algodón fermentada con hongos que redujo los compuestos antinutricionales.
Gracias a la fermentación se mejora la biodisponibilidad y estabilidad en el agua subproductos animales, como harina de plumas o residuos avícolas, hace un uso más intenso de estas materias primas. Esto se ha visto en el empleo de harina de plumas fermentada con Bacillus subtilis en tilapia y pámpano (Trachinotus blochii), que mejoró la digestibilidad y la salud intestinal.
Finalmente, la producción de proteínas unicelulares (SCP) mediante la fermentación de bacterias, levaduras, microalgas o hongos, capaces de transformar residuos orgánicos diversos en proteínas funcionales con alta eficiencia y proporcionar mejoras inmunológicas. Un estudio demostró que la sustitución de hasta el 50 % de harina de pescado por proteína unicelular derivada de bacterias metanotróficas en dietas para trucha arcoíris, disminuyó la mortalidad por furunculosis.
Entre las técnicas de fermentación microbiana las que mas se están utilizando son la fermentación en estado sólido, que se lleva a cabo con baja humedad, en ausencia de agua libre, lo que la hace más adecuada para microorganismos como Bacillus, hongos filamentosos y bacterias lácticas y son de amplio rango de aplicación con sustratos como harina de soja, algodón o trigo.
Esta técnica tiene como ventaja el bajo coste y las mejoras nutricionales del pienso y la alta estabilidad del producto. Como desafíos están la dificultad para controlar parámetros como la temperatura, humedad y aireación en producciones a gran escala.
La fermentación en estado líquido, más frecuente en Europa, utiliza un medio acuoso con nutrientes disueltos, que favorece la proliferación microbiana, muy indicada para producir proteína unicelular y suplementos probióticos. Esta técnica tiene como ventaja la fermentación más rápida y mayor producción de biomasa. Los desafíos se relacionan con el mayor riesgo de contaminación por Enterobacteriaceae, levaduras o mohos. Además, necesita suplementación frecuente del sustrato.
Es la técnica que se emplea para la producción de proteína microbiana a partir de Clostridium autoethanogenum o bacterias metanotróficas para reemplazar la harina de pescado.
En definitiva, los fermentos son una manera estratégica para diversificar las fuentes proteicas en acuicultura, reducir la dependencia de la harina de pescado y mejorar la sostenibilidad del sector.
A medida que se superen los desafíos técnicos y económicos, estos ingredientes innovadores se irán incorporando de manera habitual a los futuros piensos de acuicultura, respaldados por una evidencia científica cada vez más sólida.