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La formulación de piensos: balance entre valor nutricional y óptimas características físicas

6/05/2024 | Tan importante como el valor nutricional y la palatabilidad, un buen pienso debe poderse almacenar por largos periodos sin perder calidad y tener la densidad adecuada para cada especie

Pienso con forma de pescado

Aunque no se habla mucho de esto, el pienso de los peces y crustáceos además de ser nutritivo debe estar fabricado con óptimas características físicas que permitan la manipulación y almacenamiento, y un comportamiento en el agua adecuado a los requerimientos de cada especie.

En acuicultura, cada una de las especies de peces y crustáceos tienen preferencias variadas sobre cómo y dónde les gusta alimentarse. Algunos peces como la tilapia, prefieren alimentarse en la superficie, mientras que otros, como los peces planos o los langostinos, lo hacen en el fondo del tanque. La lubina, por ejemplo prefieren alimentarse de la parte media de la columna del agua.

El proceso de extrusión es una de las técnicas de fabricación de pienso más importante, siendo crítico para determinar la calidad final del gránulo. Una buena técnica de temperatura y presión de “cocinado” asegura que los nutrientes del pienso estén más fácilmente disponibles y digestibles para los animales.

Hasta hace unas décadas los piensos se fabricaban con un número limitado de materias primas. Ahora, con la amplia variedad de ingredientes disponibles, el problema se complica y requiere de un enfoque integrado que combine un conocimiento profundo de nutrición, propiedades de materias primas, tecnología de extrusión y prácticas de manejo de la calidad.

Por ejemplo, los ingredientes ricos en almidón ayudan en la aglutinación y expansión del gránulo durante la extrusión

Aunque se habla poco de esto, la calidad del gránulo, o pellet, es por tanto un asunto de gran importancia. Los formuladores deben tener sumo cuidado en que las propiedades físicas como la densidad, la dureza, o la estabilidad en el agua específicas para cada especie sean las idóneas. También va a influir en este proceso la temperatura del agua y la salinidad, que harán que el gránulo caiga o flote de la forma adecuada y pueda ser consumido por los peces.

El pienso ideal es por tanto aquel que puede ser fabricado con ingredientes que aporten valor nutricional y tenga propiedades físicas que permita largos periodos de almacenamiento y, al mismo tiempo, comportarse una vez entre en el agua adecuadamente en el agua, sin deshacerse ni perder propiedades nutritivas antes de ser consumido por los peces o crustáceos.

La buena calidad del gránulo no solo es importante para la eficiencia económica, también para mantener la calidad del agua, ya que los desechos pueden promover el crecimiento de algas y bacterias nocivas.

Uno de los parámetros más importantes a la hora de fabricar un pienso tiene que ver con la viscosidad de la masa, la cual está íntimamente relacionada con los ingredientes utilizados.

Por ejemplo, ingredientes ricos en almidón ayudarán a la aglutinación y expansión del gránulo durante la extrusión. Por otra parte, se pueden usar aditivos funcionales que sirvan como aglutinantes, emulsionantes y antioxidantes para mejorar la estabilidad y palatabilidad del pienso.

Una vez fabricados los piensos estos deben ser sometidos a pruebas que aseguren los requisitos exigidos por los productores para sus peces. Además del análisis nutricional y de digestibilidad, en las que se establece la aceptación por parte de los peces y el rendimiento productivo, las pruebas más comunes a las que se someten los piensos son de dureza y estabilidad. En estas pruebas físicas se define el tiempo que el gránulo permanece intacto en el agua sin desintegrarse.

Estos controles y pruebas son fundamentales para optimizar la eficiencia productiva y el impacto ambiental de las operaciones de acuicultura.

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