
Los investigadores de la Universidad de Cambridge, David Willer y David Aldridge han encontrado una curiosa manera de fortificación de moluscos bivalvos con vitamina A y D a través del microencapsulado de estos nutrientes.
Partiendo de la base de que la tecnología de microencapsulación permite funcionar como “pequeñas bombas de micronutrientes” y que se ha observado la viabilidad técnica para alimentar ostras (como explicamos ayer en una noticia), la idea de partida es sencilla. Usar estas otras como vehículos de micronutrientes esenciales.
Los moluscos bivalvos, además de ser una solución sostenible y de bajo impacto para la producción de alimentos, tienen la particularidad de que sus partes blandas con consumidas completamente, incluidos los intestinos.
Para llevar a cabo su experimento y observar las cantidades de microencapsulados con vitamina A y D necesarios para proporcionar las cantidades precisas de nutrientes, los investigadores tomaron ostras de la especie japonesa (Magallana gigas) y las alimentaron con dosis iniciales de 3 por ciento durante 8 horas. Acabado ese periodo experimental observaron las concentraciones de vitamina A y D en el tejido de los ejemplares, observando que con 100g de ostras (2 unidades grandes o 3 pequeñas) se podían satisfacer las necesidades de la dieta humana según las recomendaciones del Departamento de Salud de Estados Unidos, y están por encima de las cantidades que se pueden encontrar en las ostras en cultivos normales.
Basados en los costes de fabricación, distribución e implementación de las microcápsulas, la fortificación representaría 0,0056 dólares por ostra, que implicaría un pequeño incremento adicional de 0,9 por ciento en el precio minorista, según los cálculos de los investigadores.
A pesar de lo prometedor del asunto, los investigadores son conscientes de las necesidades que existen para profundizar en cómo se realiza la absorción de las vitaminas por parte de la ostra y su bioacumulación en el tejido de las ostras y sus efectos en el bivalvo.
Estudios futuros deberán incluir a humanos alimentados con ostras fortificadas y evaluar el impacto en la salud física y los marcadores sanguíneos para establecer la verdadera biodisponibilidad de los micronutrientes inicialmente microencapsulados para las personas.
Esta tecnología busca mejorar la nutrición de determinados grupos sociales deficitarios en vitaminas por lo que a lo mejor utilizar para ello ostras, que son el bivalvo mas caro de los que se comercializan en el mundo, no sea la mejor opción para llevar a cabo un programa de estas características. En un futuro, será importante aplicar esta tecnología para alimentar especies más baratas de cultivar como los mejillones y las almejas.
En definitiva, señalan los autores del trabajo, fortificar a moluscos bivalvos representa una opción barata desde el punto de vista económico. Es viable ya que requiere de cortos espacios de tiempo para llevar a cabo un enriquecimiento.
De igual manera, el cultivo de moluscos es una de las actividades de producción animal más sostenibles del planeta por sus importantes beneficios para los ecosistemas y permite reducir la dependencia a la producción de proteína animal de otras especies que generan mayor impacto.
Solo con dos bivalvos al día (en el caso de la ostra) se pueden abordar las deficiencias nutricionales de 2.000 millones de personas en el planeta.
Referencia:
David F. Willer, David C. Aldridge. Vitamin Bullets. Microencapsulated Feeds to Fortify Shellfish and Tackle Human Nutrient Deficiencies. Frontiers in Nutrition.