OPINIÓN

La importancia de identificar qué es un sistema de automatización y qué es un sistema operado con Inteligencia Artificial

Granja marina imagen futurista generada por Inteligencia Artificial

La acuicultura ha evolucionado de manera significativa en las últimas décadas impulsada por innovaciones tecnológicas que han mejorado la eficiencia y sostenibilidad del sector. En este contexto de modernización han emergido dos enfoques clave: la acuicultura 3.0 y la acuicultura 4.0.

La acuicultura 3.0 se centra en la automatización de procesos, la mecanización de tareas y el uso de sensores para mejorar la eficiencia operativa. Por otro lado, la acuicultura 4.0 integra tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA), el big data y la conectividad en tiempo real, lo que permite una gestión más inteligente y adaptable de los cultivos acuícolas.

Mientras que la automatización ha permitido optimizar tareas repetitivas y reducir la carga laboral, y es una realidad implantada en muchas granjas, la inteligencia artificial va un paso más allá al ofrecer análisis predictivos y optimización dinámica de los recursos y está todavía en una fase incipiente de implantación.

Alimentadores automáticos, sistemas de control de oxígeno y temperatura, y bombas de agua programadas son algunos ejemplos de cómo la automatización ha reducido la dependencia del trabajo manual y garantizado un entorno estable para los organismos cultivados. Estos dispositivos, integrados en sistemas de monitorización, pueden responder a ciertos factores físicos y químicos como la temperatura del agua o la cantidad de oxígeno disuelto.

Las decisiones que toman siguen basándose en reglas establecidas previamente, sin una verdadera inteligencia adaptativa. Por ejemplo, un alimentador automático dispensará alimento en horarios fijos o cuando ciertos sensores detecten valores específicos, sin considerar el comportamiento de los peces o la presencia de enfermedades.

Barreras para la implementación de automatismos e inteligencia artificial

La inteligencia artificial supone un salto cualitativo en la gestión de piscifactorías y otras instalaciones acuícolas. Gracias a su capacidad para recopilar, analizar y aprender de grandes volúmenes de datos, la IA puede optimizar la producción de manera dinámica y eficiente. Por ejemplo, un sistema de alimentación inteligente basado en IA no solo dispensará alimento en función de horarios o parámetros fijos, sino que ajustará las raciones en tiempo real según el comportamiento de los peces, su actividad de natación y su nivel de saciedad. Esto permite reducir el desperdicio de alimento, mejorar la tasa de conversión alimenticia y minimizar el impacto ambiental del cultivo.

A pesar de sus ventajas, la implementación de automatismos y sistemas de inteligencia artificial en la acuicultura no está exenta de barreras. La adopción de sistemas automatizados puede verse limitada por los costos iniciales de inversión y la necesidad de personal capacitado para su mantenimiento. Además, estos sistemas pueden presentar dificultades en la integración con infraestructuras más antiguas, lo que ralentiza su adopción en algunas explotaciones acuícolas.

 

IA y rentabilidad: ¿qué tipo de productor puede implementarla?

Internet de las Cosas - Hombre mira pescado

La implementación de los sistemas de automatización es viable principalmente para empresas de mediano y gran tamaño que pueden asumir los costos asociados. Poco a poco, estas compañías están incorporando automatismos en sus instalaciones para mejorar la eficiencia operativa y reducir la dependencia del trabajo manual.

Por otro lado, la implementación de inteligencia artificial sigue siendo un desafío mayor, no solo por los costes, también por aspectos relacionados con la necesidad de contar con infraestructuras tecnológicas avanzadas y personal especializado. Esta barrera hace que, por el momento, esté solo disponible para grandes productores con acceso a financiación.

Para estos productores, la IA representa una oportunidad para mejorar la rentabilidad mediante la reducción de costos operativos, la optimización del suministro de alimento y la detección temprana de enfermedades.

Además, la implementación de IA enfrenta desafíos adicionales. La confianza en los algoritmos de IA y su capacidad de adaptación siguen siendo un aspectos en constante evaluación, ya que la variabilidad de los ecosistemas acuáticos exige ajustes continuos y supervisión humana.

Consideraciones finales: Evitando malentendidos en la adopción tecnológica

Confundir ambos conceptos puede llevar a una falsa percepción sobre el potencial de la tecnología en la acuicultura. Creer que un alimentador automático equivale a un sistema de alimentación inteligente puede generar expectativas erróneas y limitar el aprovechamiento de herramientas avanzadas. La clave está en adoptar un enfoque integral, en el que la automatización y la inteligencia artificial trabajen en conjunto para maximizar la rentabilidad y sostenibilidad del sector.

La IA puede marcar la diferencia en términos de rentabilidad, pero su implementación debe realizarse cuando la infraestructura y la recopilación de datos sean lo suficientemente sólidas como para justificar la inversión. Por eso, la implementación de estas tecnologías debe llegar en tiempo y forma para que la madurez de la inteligencia artificial sea la adecuada y permita hacer rentable el negocio.

Adoptar la IA demasiado pronto, sin contar con datos suficientes o sin una infraestructura adecuada, podría generar altos costos sin beneficios claros. Por otro lado, retrasar su adopción podría significar perder competitividad en un mercado cada vez más digitalizado.

El desafío para el sector es entender estas diferencias y aprovechar las oportunidades que brindan los sistemas inteligentes. La acuicultura del futuro no será solo automatizada, sino también adaptativa, eficiente y sostenible. La clave está en seguir avanzando con una visión clara y diferenciada de cada tecnología disponible.

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