OPINIÓN

La importancia de que la acuicultura esté en el centro del discurso de nuestros políticos

Por Alejandro Guelfo, editor de misPeces | 19/02/2024

AquaFarm 2024

Las palabras son esenciales para la comunicación humana, la conexión interpersonal, la expresión de la identidad, el aprendizaje y el cambio social. Son una herramienta poderosa que utilizamos en todos los aspectos de nuestras vidas para interactuar con el mundo que nos rodea y con los demás.

Durante la pasada semana, en la feria AquaFarm en Italia, Charlina Vitcheva, Directora General de Pesca de la Unión Europea, dirigió unas palabras a los asistentes instándolos a seguir apoyando la acuicultura.

En su discurso, Vitcheva destacó la importancia de que la acuicultura colabore con el turismo y las actividades costeras. Aunque concuerdo con gran parte de lo que dijo, me llamó la atención esta idea. Las palabras que elegimos usar tienen un impacto significativo en nuestra percepción y comprensión del mundo que nos rodea. Miguel de Cervantes exploró este concepto en "El Quijote", donde muestra cómo las palabras pueden influir en nuestras percepciones y acciones.

En mi opinión, no es la acuicultura la que debe buscar sinergias con el turismo. Es el turismo el sector que debe buscar sinergias con la acuicultura. Primero tenemos que perseguir el abastecimiento local de alimentos, y después generar sinergias de otros sectores con esta actividad.

Después de la crisis del COVID-19, hemos visto lo importante que es asegurar nuestra propia comida. Durante esos meses difíciles, cuando el mundo se detuvo y el turismo desapareció, nuestros agricultores, ganaderos, pescadores y acuicultores nos mantuvieron alimentados. Y justo cuando pensábamos que la pesadilla había terminado, la invasión rusa de Ucrania nos recordó lo arriesgado que es depender de otros países para nuestra comida y seguridad alimentaria.

Si bien el turismo también es necesario, la sinergia de esta actividad con la acuicultura permite proporciona productos frescos y de cercanía a los que nos visitan. Y, por otra parte, el turismo puede aumentar la demanda de productos pesqueros y acuícolas locales.

El decreto andaluz de turismo acuícola ejemplifica, creo que, con bastante acierto, esta idea al definir que el turismo acuícola debe ser una actividad complementaria a la acuicultura.

Lo primero, por tanto, debe ser garantizar la seguridad y soberanía alimentaria de los pueblos y zonas costeras. Cuando la acuicultura es la actividad principal, se pone el foco en la producción de alimentos, se diversifican las fuentes de ingresos, y se desarrollan nuevas oportunidades comerciales para las empresas de turismo. Después puede venir la diversificación de las actividades económicas costeras a través del turismo, abarcando los aspectos económicos y sociales.

La combinación de estos dos sectores puede promover la conservación del medio ambiente marino, generar oportunidades económicas para las comunidades locales y ofrecer experiencias únicas para los visitantes.

Va siendo hora de que nuestros máximos representantes, como la Directora General de Pesca y Asuntos Marítimos de la Comisión Europea, los representantes de las instituciones a nivel nacional y regional, y la sociedad en general, creen un entorno propicio para desarrollar la acuicultura y la colaboración con otros sectores.

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