SUCESOS

La imposibilidad de asumir una cuota de 50 millones de euros fue el detonante de la crisis de Pescanova SA

Las fuertes inversiones en acuicultura durante crisis financiera de 2008 llevaron a una situación límite a Pescanova SA

PESCANOVA sede Vigo

Madrid 7/10/2020 – El 27 de febrero de 2013 durante la reunión del Consejo de Administración para formular las cuentas anuales del ejercicio de 2012 de Pescanova SA es el día marcado como clave y en el que se destapó la deuda financiera neta de 3.281 millones de euros y un agujero patrimonial de 927 millones de euros, lo que supuso de facto, la quiebra técnica de la compañía.

Ese mismo día de febrero estaba previsto que se presentaran unas cuentas muy positivas con cifras de tesorería de 140 millones de euros, a pesar que, por otra parte, se manifestaba la imposibilidad de hacer frente al pago de una cuota de un préstamo sindicado de 50 millones de euros, lo que motivó la desconfianza y el desconcierto entre los accionistas presentes, la retirada de las cuentas de 2012 de la compañía, y la contratación de la mercantil de abogados especialistas en derecho concursal LENER.

A partir de ese momento, los hechos fueron sucediéndose hasta abocar a la compañía al concurso de acreedores voluntario. La conclusión de este fraude financiero lo conocimos ayer a través de las sentencias al expresidente y miembros de la excúpula.

El problema de Pescanova SA se produjo en un contexto complejo, como consecuencia de la crisis del sector bancario de 2008 en el que la compañía se vio atrapada y las fuertes inversiones realizadas, principalmente, en acuicultura, según establece el punto segundo de la sentencia. Especialmente negativo para la compañía fue la restricción financiera del sector bancario que dificultó, según la sentencia, “la continuidad de la financiación bancaria de la que dependía la Sociedad”.

Los datos de inversiones extraídos de la contabilidad de la matriz entre 2007 y 2013 ascendieron a 833,83 millones de euros. Esta importantísima inversión, como señala la sentencia, tenía por objetivo “incrementar el rendimiento y extensión de su explotación, a través de la construcción de granjas marinas para la cría de salmón, langostino y rodaballo”, así como la modernización de las actividades de pesca tradicionales, adquisición de nuevas compañías con origen en Sudamérica o África, incrementando su perímetro y creación de nuevas técnicas, maquinarias e instalaciones para los nuevos cultivos.

Las inversiones se financiaron inicialmente mediante capital y créditos del Grupo que se recibían desde Novapesca Trading SL y de la propia Pescanova, aunque fue evolucionando paulatinamente en favor de la financiación exterior incrementándose el nivel de préstamos con entidades bancarias que, con la crisis financiera, dejaron de utilizar instrumentos de financiación de inversiones a largo plazo que fueron sustituidos por otros métodos de financiación de circulante, a corto plazo y con un elevado coste.

A esto se le sumó que muchas inversiones estaban en una fase inicial, lo que hacía difícil poder hacer frente a las devoluciones de la financiación; que algunos proyectos tuvieron problemas de funcionamiento, como el caso de la granja de rodaballos de Portugal, que no pudo generar flujos de caja positivos, o por enfermedades en el caso del salmón en Chile o el rodaballo en Galicia.

Por otra parte, la actividad acuícola necesita de tiempo para consolidarse en una empresa, ya sea por la puesta en marcha de las instalaciones o por el propio ciclo biológico de las especies que, en muchos casos, al menos en lo que respecta al salmón y el rodaballo requiere de mas de dos años.

Tampoco favoreció que, por la fecha de los primeros problemas de flujo de caja, el precio del salmón tampoco era el esperado y que se tuviera que incurrir en gastos derivados del mantenimiento y normal funcionamiento de toda la estructura de la compañía.

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