El caviar obtenido a partir de las huevas de esturión es una de las delicatesen más caras de los productos del mar. De no ser por la acuicultura de estas especies de esturiones, hoy en día ya no estarían en el planeta debido a la caza indiscriminada.
Hoy en día, el caviar legal y comercializable a nivel internacional solo puede provenir de esturiones criados en granjas, y existen regulaciones estrictas para proteger a las especies.
Sin embargo, un reciente estudio liderado por UICN ha venido a demostrar que estas “estrictas normas” se están violando activamente en los países limítrofes con especies silvestres de esturión, hasta el punto que los resultados muestran que la mitad de los productos comerciales de caviar analizados son ilegales, y algunos ni siquiera contienen rastro de esturión.
Las poblaciones de esturiones del Danubio son críticas para su supervivencia, y la intensidad observada de la caza furtiva socava cualquier esfuerzo de conservación.
A pesar de las protecciones otorgadas a estas especies en la Unión Europea desde 1998 bajo CITES, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, y la implementación de un sistema de etiquetado internacional estricto en 2000, se sabía ampliamente que la caza furtiva ilegal continuaba.
Sin embargo, no se habían realizado investigaciones formales al respecto. Los investigadores para el estudio realizaron análisis genéticos e isotópicos en muestra de caviar de Bulgaria, Rumania, Serbia y Ucrania, donde existen claras sospechas que siguen comercializando caviar ilegal.
El estudio reveló que el 21% de las muestras provenían de esturiones capturados en la naturaleza y que se vendían en todos los países estudiados. Además, el 29% de las muestras violaban las regulaciones de CITES y las leyes comerciales, incluyendo caviar que indicaba la especie o el país de origen incorrectos, y otro 32% de las muestras se clasificaron como "engaño al cliente", como muestras declaradas como productos salvajes que en realidad provenían de la acuicultura.
Los resultados indican una demanda continua de productos de esturión salvaje, lo que es alarmante, ya que estos productos ponen en peligro a las poblaciones de esturiones salvajes. La persistente demanda alimenta la caza furtiva y cuestiona la efectividad de los controles y el sistema de etiquetado en general.
El estudio también reveló que tres de las muestras, servidas en Rumania en un plato llamado "sopa de esturión", no eran esturión en absoluto, sino pez gato europeo y perca del Nilo.
Los autores sugieren que la gran cantidad de actividad de caza furtiva ilegal podría indicar que los vendedores locales de productos del mar carecen de oportunidades de ingresos adecuadas, lo que podría aumentar la presión para participar en actividades de pesca ilegal.
También señalan la falta probable de aplicación efectiva de la ley en estas regiones, ya sea porque detener la caza furtiva ilegal no es una prioridad para las autoridades locales o porque no tienen las herramientas para demostrar el origen ilegal de un pez.
Independientemente de las razones, enfatizan la importancia de tomar medidas rápidamente y mejorar el control del comercio de caviar y esturión en la UE y los estados candidatos para garantizar un futuro para las poblaciones de esturiones del Danubio.