
El recibo de la luz de empresas y ciudadanos está alcanzando en España máximos históricos. Agosto ha cerrado con el precio marcando un máximo histórico al situarse en 130,53 euros el megavatio. Desde el Gobierno advierten que seguirá subiendo.
La subida representa un incremento del 70% precio del medio de la electricidad en el último año. Este sobrecoste está impactando en las empresas de acuicultura y, especialmente, en los centros de cría y preengorde de acuicultura en tierra. Este tipo de instalaciones son estratégicas para completar el ciclo de producción. Necesitan de la electricidad para mantener los filtros, la oxigenación y el bombeo del agua en la instalación.
El gasto es variable ya que depende tanto de la temperatura del agua como del precio del kilovatio hora. Se estima que el bombeo representa el 15% de los costes y el mantenimiento de la temperatura el 10%. Otros costes se van en la iluminación, funcionamiento de los filtros y otras operaciones.
Si tenemos en cuenta que el coste por juvenil en una granja de acuicultura representa entre el 25 y el 30% del coste del producto final, estamos hablando de un incremento importante en la factura que tendrá que pagar el productor y que, como sabemos, no puede repercutirse fácilmente en el precio de venta al público.
La situación se ve agravada por la circunstancia de que ningún sector económico se libra de esta escalada. Esto quiere decir que el impacto se ve reflejado en toda la cadena de valor del producto acuícola, como pienso, el transporte, el envasado o el procesado si este fuera el caso. El coste del alimento, que representa el 50% del coste total pescado cosechado, también está afectado por esta subida al impactar tanto en el precio de las materias primas, como por la electricidad que se necesita para fabricar el pienso.
De manera experimental se estima que el consumo de electricidad por kilogramo de juveniles de peces producidos en sistemas intensivos en tierra puede rondar los 4,6 kilovatios hora. En costes actuales de megavatio por hora podría ser 0,5 euros por kilogramo producido.
Aunque todo hace indicar que se trata de una cuestión coyuntural derivada de la geopolitica actual, esto no debe ser motivo para no actuar. Los empresarios deberán estar atentos para aplicar los futuros fondos europeos en mejorar e incrementar la eficiencia energética de las granjas en tierra a través de soluciones como la solar o la eólica.
Según cálculos del proyecto Life+ AQUASEF desarrollado por CTAQUA en 2017, la inversión en incrementar la eficiencia energética permite ahorrar un 30% en electricidad llegando, en determinadas circunstancias a situarse en el 75%.
Aunque muchas granjas son ineficientes en el consumo energético, es cierto que en los últimos años se ha hecho un importante esfuerzo por modernizar el sector. En los últimos años algunas granjas han han conseguido reducir esta factura con la implantación de energía renovable fotovoltaica; la sensorización de parámetros para reducir el consumo de oxígeno y la aplicación de difusores de microburbujas.
La situación a corto y medio plazo no va a mejorar de manera significativa. Es tiempo de actuar.