
La trucha arcoíris es la especie acuícola más importantes de los ríos españoles y el segundo pez más producido en nuestro país. En 2020, en el peor año de la crisis del coronavirus, los piscicultores continentales han sido capaces de mantener los niveles de producción en 19 400 toneladas, un 0,5% más que el año anterior.
Aunque esta producción está muy lejos de las 35 384 toneladas alcanzadas en 2001, todo hace indicar que la especie se encuentra en un momento de consolidación. Para este año no se esperan cambios en los volúmenes de producción según el informe de APROMAR recientemente publicado y se mantendrá en 19 250 toneladas.
Las principales regiones productoras han sido Castilla y León, 26,9% del total; Galicia, 10,2%; Andalucía, 11,8%; Cataluña, 12,3%; La Rioja, 12,9%; Castilla La Mancha, 7,4%; Asturias, 8,6%; y Aragón, 3,4%, entre otras.
Por los aportes nutricionales y fijación de empleo en zonas rurales, la especie debería tener un mayor protagonismo en la España vaciada. Actualmente existen activas 168 granjas dedicadas al cultivo de trucha y esturión. En 2019 además, se dieron de alta dos nuevas granjas de acuicultura continental.
En la Unión Europea es la principal especie de la que se producen 191 262 toneladas. Una producción que en 2019 creció un 6,2% respecto al año anterior. A nivel mundial la producción alcanzó las 916 540 toneladas, un 1,5% más.
Se trata de una especie muy versátil de la que existe un altísimo nivel de domesticación. Por norma general tarda 10 meses desde la eclosión hasta que alcanza la talla de ración (250 – 300g), si bien, puede comercializarse en un tamaño de varios kilogramos de peso, e incluso criadas en agua marina.
De hecho, el 70% de las truchas del mundo se producen en ríos, mientras que el 30% restante finalizan su proceso de engorde en aguas marinas, principalmente en Chile y Noruega.