El polígono de Las Aletas en pleno Parque Natural de la Bahía de Cádiz en el término municipal de Puerto Real, dejó de ser hace decenios un área de salinas para convertirse en un secarral yermo propuesto para polígono industrial a principios de este siglo, a la antigua usanza desarrollista asfáltica. Tras años de abandono, y después de ser descartado como polígono industrial, sobre la mesa hay una propuesta innovadora gracias a la iniciativa Life Blue Natura Andalucía que propone recuperarlo y convertirlo en un entorno vivo con sus característicos canales de entrada y salida de agua de las mareas.
No solo se recupera parte del paisaje perdido, también se convierte en el primer proyecto piloto europeo de compensación de carbono, en forma de sumidero de carbono azul y que hace a Andalucía pionera en España, y Europa.
Este proyecto, como ya se explicó recientemente en misPeces, está coordinado desde la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la Asociación Hombre y Tierra y la Universidad de Cádiz, entre otros.
El objetivo es el de aprovechar la capacidad de absorción de carbono de los ecosistemas marinos y costeros a través de la restauración y recuperación desde la inversión de empresas privadas a través de los mecanismos del mercado de carbono voluntario gracias a la capacidad legal que posibilita el Sistema Andaluz de Compensación de Emisiones (SACE), de la Ley Andaluza del Cambio Climático.
En concreto, el proyecto intervendrá en la recuperación de marismas repartidas en tres zonas diferentes de los términos municipales de El Puerto de Santa María y Puerto Real en la zona de marismas desecadas donde se ubican las salinas de San Carlos y San Jaime, próximas al río San Pedro y Las Aletas.
El proyecto se apoya en la evidencia científica desarrollada gracias a los trabajos del Grupo de Ecología de Macrófitos Acuáticos (GEMA) de la Universidad de Cádiz que, en sus estudios, cuantifican el carbono inorgánico que son capaces de absorber y acumular cada año para enterrarlo en el sustrato.
Los promotores del proyecto esperan a través de la recuperación del entorno capturar unas 106 367 toneladas de CO2 en los próximos 50 años, entre 3 a 5 veces más que un bosque terrestre. Para ello, una inversión prevista de 403 235 euros para la recuperación de un espacio que nunca se debió de perder.