
A medida que las olas de calor marinas extremas se vuelven más frecuentes en el sur de Europa, se hacen necesarias estrategias de acuicultura innovadoras para salvaguardar el futuro del cultivo de mejillones. Entre las soluciones que se están explorando se encuentran el cultivo a mayor profundidad y la implementación de sistemas de Acuicultura Multitrófica Integrada (IMTA, por sus siglas en inglés).
Un estudio reciente liderado por investigadores de la Universidad del Salento y realizado en el Mar Grande de Tarento, en el mar Jónico, ha demostrado que, si bien el cultivo a mayor profundidad puede ayudar a mitigar el estrés térmico, por sí solo no es suficiente para garantizar la viabilidad comercial durante episodios prolongados de altas temperaturas.
El equipo de investigación evaluó el crecimiento, la supervivencia y la calidad del producto del mejillón Mytilus galloprovincialis cultivado en distintas condiciones: cerca y lejos de un sistema IMTA que incluía dorada (Sparus aurata) y otros organismos biorremediadores, y a dos niveles de profundidad: de 0 a 4 metros y de 8 a 12 metros. El objetivo era comprender cómo estas variables afectan a la resiliencia de los mejillones a lo largo de un ciclo completo de producción.
Los resultados mostraron que la profundidad fue el factor más determinante en el crecimiento y la supervivencia, con mejores resultados en los mejillones criados en aguas más profundas. Sin embargo, durante el pico del verano de 2023, las temperaturas superficiales alcanzaron los 31,01 °C—niveles que limitaron severamente el crecimiento en todos los grupos experimentales, incluidos los de mayor profundidad. Ninguno de los lotes alcanzó el índice de condición necesario para su comercialización.
Además, aunque la proximidad a la instalación acuícola no influyó significativamente en el crecimiento, los mejillones cultivados más lejos del sistema IMTA obtuvieron mejores índices de condición en primavera, probablemente debido a una menor competencia por el fitoplancton y a las floraciones estacionales típicas de la zona.
A pesar de las presiones ambientales, el estudio confirmó que los mejillones mantuvieron una alta calidad nutricional y seguridad alimentaria. El perfil de ácidos grasos siguió siendo beneficioso para la salud humana, y los niveles de contaminantes como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y los bifenilos policlorados (PCB) se mantuvieron muy por debajo de los límites establecidos por la normativa europea. El análisis microbiológico también confirmó la ausencia de patógenos como Salmonella y Pseudomonas spp., y niveles aceptables de Escherichia coli.
Los autores destacan que “considerando que las temperaturas extremas probablemente se intensificarán en el futuro, es necesario realizar esfuerzos adicionales para diseñar nuevas estrategias de cultivo, como un sistema IMTA en un parque eólico marino, para superar este reto”.
Esta investigación no solo pone de manifiesto las limitaciones de las técnicas de mitigación actuales, sino que también subraya la necesidad de una innovación estructural en la acuicultura, especialmente en regiones como Tarento, donde el cultivo de mejillones representa tanto una tradición cultural como un pilar económico.
Con el cambio climático avanzando, el desarrollo de sistemas de cultivo marino resilientes, integrados y en mar abierto podría convertirse en un elemento esencial para garantizar un futuro sostenible para la producción de moluscos en el Mediterráneo.
Referencia:
Reference:
Claudio Calabrese, Daniele Arduini, Giuseppe Portacci, Elisa Quarta, Adriana Giangrande, Maria Immacolata Acquaviva, Francesca Biandolino, Santina Giandomenico, Ermelinda Prato, Loredana Stabili. Farming strategy under climate change: Growth performances and quality of Mytilus galloprovincialis in an Integrated Multi-Trophic Aquaculture system (North-West Mediterranean Sea). Marine Pollution Bulletin, Volume 220, 2025, 118377, ISSN 0025-326X https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2025.118377