
Luxemburgo 24/07/2020 – Los auditores de la Unión Europea consideran que el sistema para proteger las empresas comunitarias de la competencia desleal, como el dumping o las importaciones subvencionadas, “funciona correctamente” ya que se puede responder a través de los instrumentos de defensa comercial (IDC).
El Tribunal de Cuentas Europeo ha examinado este ámbito por primera vez, y concluye que la Comisión “ha aplicado con éxito la política de defensa comercial, aunque se puede mejorar su eficacia, en particular, ante el aumento de las tensiones en la política de comercio mundial”.
Como miembro de la Organización Mundial del Comercio y por sus propios valores, la UE está comprometida con un régimen comercial abierto y basado en normas.
“El comercio abierto genera oportunidades para las empresas europeas siempre y cuando se desarrolle en igualdad de condiciones. En nuestra auditoría, constatamos que la Comisión pudo defender los intereses de los productores frente a la competencia desleal”, afirma Ildikó Gáll-Pelcz, Miembro del Tribunal de Cuentas Europeo responsable del informe. “Pensamos que las empresas europeas deberían estar más informadas sobre estas medidas contra las prácticas comerciales desleales. Asimismo, puede mejorarse el control y la priorización de actividades para hacer frente a los retos futuros que plantea el comercio internacional”.
Con frecuencia, las medidas de defensa comercial se adoptan a través de derechos adicionales para compensar las pérdidas sufridas por la industria de la UE debido a prácticas de competencia desleal. La política comercial es competencia exclusiva de la UE, lo que significa que la Comisión Europea tiene la responsabilidad de efectuar investigaciones e imponer derechos en nombre de los Estados miembros.
Según los auditores, la Comisión hace un uso activo de los instrumentos a su disposición, lleva a cabo investigaciones de forma adecuada, y justifica debidamente las medidas cuando estas se imponen. En la mayoría de los casos, los productos objeto de las medidas son industriales y no de consumo, con la notable excepción de las bicicletas (convencionales y eléctricas).
En líneas generales, los auditores recomiendan que la Comisión dé a conocer los instrumentos de defensa comercial, pues son pocas las industrias que recurren a ellos: sectores como el químico y el del acero tienen un buen conocimiento de los IDC, pero otros, particularmente las pequeñas y medianas empresas (pymes), están mucho menos familiarizados con ellos y, por tanto, es posible que no soliciten medidas de protección cuando se enfrenten a distorsiones comerciales. Por otro lado, los auditores recomiendan que la Comisión, como agente de la UE en el comercio mundial, mejore el modo en que se supervisa la eficacia general de la política y priorice mejor algunas acciones (por ejemplo, en el contexto del foro de la OMC).