El último informe de consumo alimentario en España en 2023, publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, indica que los españoles están consumiendo más pescado de acuicultura a pesar del aumento de precios. Este incremento en el consumo de acuicultura contrasta con la tendencia general del mercado de pescados y mariscos, que experimentó una caída del 2,2% en 2023 respecto al año anterior. Esta disminución se debió principalmente a una reducción en el consumo de pescados congelados (4%) y mariscos (5,4%).
A pesar de que el pescado de acuicultura se comercializa principalmente fresco y este segmento vio una leve caída del 0,5% respecto al año anterior, especies como el salmón, la dorada y la lubina incrementaron su consumo, aunque la trucha fresca registró una disminución.
En total, se consumieron 81.840 toneladas de salmón, trucha, rodaballo, lenguado, dorada y lubina en 2023. El salmón destaca con 50.000 toneladas consumidas y un consumo per cápita de 1,07 kilogramos, evidenciando un rendimiento superior en precio medio y consumo per cápita comparado con la dorada y la lubina.
El gasto en salmón fresco fue de 14,48 euros por persona, aumentando un 2,7%, siguiendo una tendencia de crecimiento continuo y consolidándose como el pescado preferido en la cesta de la compra española.
La dorada y la lubina, con consumos de 7.200 y 9.300 toneladas respectivamente, y con un consumo per cápita de 0,39 y 0,50 kilogramos, no alcanzan los niveles de salmón a pesar de sus precios medios de 11,50 y 10,68 euros por kilogramo, y aumentos de compra del 3,5% y 1,5% respectivamente.
El rodaballo y el lenguado, considerados especies premium, mantuvieron un consumo estable, con precios medios que alcanzaron los 21,85 y 27,39 euros por kilogramo, aumentando un 9,1% respectivamente. El consumo per cápita fue de 0,27 y 0,13 kilogramos.
La trucha arcoíris fresca vio un descenso del 8,7% en su consumo per cápita hasta los 0,17 kilogramos, aunque su valor de mercado aumentó un 6,3%. Este fenómeno sugiere desafíos como la competencia con otras especies y cambios en los mercados de destino.
En general, el aumento del consumo de estas especies y el alza en los precios reflejan una mayor apreciación de la calidad de los pescados de acuicultura por parte de los consumidores y el éxito del sector en trasladar los aumentos de costes. Sin embargo, también podría indicar que el sector enfrenta presiones inflacionarias y desafíos en la cadena de suministro que impactan los costos operativos.
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