Durante las últimas dos décadas, la entrada de mejillones chilenos al mercado internacional ha generado una caída gradual de los precios, lo que ha tenido un impacto negativo en la economía de este sector, especialmente en la Unión Europea.
Un estudio reciente realizado por Leonardo Salazar y Jorge Dresdner, afiliados al Centror Interdisciplinario de Investigación en Acuicultura (INCAR) del Departamento de Economía de la Universidad de Concepción, Chile han analizado cómo las importaciones chilenas afectan los precios de los mejillones en Europa, específicamente en Francia, Italia y España.
El estudio muestra que a medida que las exportaciones chilenas a la Unión Europea han ido aumentando, el impacto en los precios se ha vuelto más evidente, consolidando el mejillón chileno como un factor importante en la determinación de precios y competitividad.
Los precios, como señalan en el estudio, están completamente integrados en un único mercado, siendo usualmente los del mercado francés, los más bajos.
A esta competencia, la producción de mejillones en la UE enfrenta desafíos como enfermedades y factores ambientales que han disminuido la producción y rentabilidad en las últimas dos décadas.
En cuanto a las exportaciones de mejillones chilenos a España, el estudio sugiere una posible “alianza comercial” entre productores chilenos y españoles que podría influir en los precios en España. Sin embargo, se reconoce que los precios están significativamente influenciados por las dinámicas establecidas en Francia, demostrando la integración de los mercados de mejillones dentro de la Unión Europea.
Breve historia de la mitilicultura chilena
La mitilicultura en Chile tiene sus raíces en los pueblos indígenas originarios, que consumían mejillones mucho antes de la llegada de los europeos, recolectándolos directamente de las rocas costeras.
La acuicultura de estos moluscos comenzó a desarrollarse en la década de los setenta y ochenta del siglo pasado, aunque a una escala muy pequeña y experimental. La década de los noventa marcó un período significativo de expansión, gracias a la investigación y desarrollo, así como al apoyo gubernamental para modernizar y expandir el sector.
El inicio del siglo XXI marcó una expansión y exportación significativa, con un crecimiento exponencial en la producción de mejillones. La demanda internacional, especialmente de la Unión Europea, impulsó la evolución de las técnicas de cultivo, haciéndolas más eficientes y sostenibles.
A partir de 2010, Chile se convirtió en uno de los mayores exportadores de mejillones del mundo, superando a países como España y los Países Bajos en ciertos mercados.
Actualmente, la industria enfrenta desafíos relacionados con las floraciones algales nocivas, el cambio climático, la competencia y los precios.